El director francés Xavier Giannoli ha visto cómo esta semana se estrenaba en cines españoles su último trabajo, titulado La aparición. El film trata el siempre complejo tema de los sucesos sobrenaturales que poseen una base religiosa y que ha generado varias películas míticas en el arte cinematográfico, aunque generalmente partiendo de una vertiente muy distinta a aquella por la que apuesta Giannoli en este film. Pero, como resulta obvio, este director no ha trabajado únicamente en obras de este género. De hecho, su film anterior Madame Marguerite era una especie de comedia sobre una cantante fallida. Otro ejemplo podría ser Les corps impatients, película de 2003 que supuso su debut en el largometraje y en la que se describe la relación entre Charlotte y Paul, dos jóvenes que se van a vivir juntos en el momento en que ella descubre que padece una enfermedad terminal. La noticia obligará a la pareja a replantear sus vidas una primera vez, pero deberán hacer una segunda revisión cuando aparezca en escena Ninon, amiga de Charlotte y que desprende un magnetismo que no pasa inadvertido para ninguno de los dos lados de la relación.
En este sentido, Les corps impatients se ve favorecida por afrontar una temática bastante más cercana que la que se desarrollaba en La aparición. No todo el mundo (por suerte) sabe lo que es vivir con la sombra de una enfermedad terminal en el propio cuerpo o en el de un ser querido, pero la gran mayoría sí ha experimentado la dificultad de la relación en pareja cuando hay que afrontar dificultades inesperadas. Giannoli consigue plantear este punto de vista de una forma muy acorde a lo que sucedería en la vida real, sin necesidad de narrar la génesis de la pareja porque realmente carece de interés. La repentina aparición de Ninon también sigue esta línea, con el toque añadido de erotismo que desprende la joven y que resulta necesario para entender la evolución posterior que seguirán Charlotte y Paul.
El problema que se deja notar en Les corps impatients es similar al que podíamos ver en La aparición: el bajo ritmo narrativo. Sin embargo, además de la clara diferencia de metraje (93 minutos contra los 135 del reciente estreno), en Les corps impatients hay un elemento clave que justifica esta falta de ímpetu en el desarrollo de la trama. El hecho de que el núcleo argumental sea una grave enfermedad, cuyo tratamiento se caracteriza por ser lento, sufrido y poco dado a favorecer la realización de actividades fuera de la rutina, es lo que hace a Giannoli echar el freno en la exposición de los hechos del film. Hay quien podría argumentar aquí que el caso de La aparición, donde se desarrolla una investigación que también suele caracterizarse por ser lenta, también estaría justificado. La diferencia reside en que esta última cinta no tiene muchos más argumentos para que su historia resulte atractiva, sobre todo en lo que se refiere a los personajes, punto en el que naufraga La aparición y que salva del mismo a Les corps impatients.
Es importante subrayar el hecho de que Giannoli parezca querer impulsar ambos trabajos a base únicamente de una situación que es necesario aclarar o resolver y de la confianza en el carisma de ciertos personajes, desconfiando de otros elementos que pudieran empañar los visos de verosimilitud de sus trabajos. Pero algo que en principio habría que valorar positivamente se torna en un problema cuando, sobre todo en el caso de La aparición, ese acercamiento a lo veraz conlleva renunciar a un ritmo más ágil en la narración y que acaba condenando al film. Algo que no sucede en Les corps impatients, poseedora de un tono bastante más acorde al espíritu de la cinta y que, además, exhibe a un Giannoli bastante más personal respecto al que acabará dirigiendo La aparición.