Writing Poems at the End of the World (Wonwoo Kim)

La insuficiencia del lenguaje

«We stand at the edge of the world each day. After the world ends, a new day and world begin. The days lost their connections long ago—there is no tomorrow or yesterday, only fragmented todays. What lies at the end of the path through these fragments?»
Wonwoo Kim

El cortometraje de la directora surcoreana Wonwoo Kim, Writing Poems at the End of the World, tuvo su estreno mundial el pasado lunes 24 de febrero durante el segundo programa de la Sección Oficial del festival Punto de Vista. La propuesta plantea continuos malabares con la imagen, la palabra y el sonido en una búsqueda casi angustiada de un lenguaje definitivo. Desde sus primeros compases, se intuye la latencia de un dolor impreciso, amplio, expansivo, que por momentos parece ceder a la exactitud y se deja definir en el duelo, que es, quizás, la expresión de dolor más discontinua, desbordante e impronunciable que hay. En este sentido, resulta brillante la decisión de plantear una división de la pieza en fragmentos que bien pueden ser leídos como días en una cuenta atrás que indica un vaciado —del alma, del tiempo, del mundo (D-98, D-89… D-1)—, pero que, ante todo, se sugieren como los intentos persistentes de domesticar las formas a fin de hallar un lenguaje para ese dolor. Lo verdaderamente revelador es cómo la relación entre fragmentos está marcada por la prueba y el error, propiciando un despliegue de combinaciones formales excesivo y denso, a veces inaccesible, que expone, en última instancia, la incapacidad de encontrar ese lenguaje. Es ahí donde Wonwoo Kim hace despegar su propuesta, cuando organiza una y otra vez el lenguaje para acabar encontrándolo insuficiente, incapaz de describir con la precisión y complejidad necesarias el dolor que está sintiendo. Cada fragmento es, por tanto, una transición hacia el agotamiento del lenguaje; pienso aquí en ese sonido rítmico y acartonado que se nos descubre como un sonido provocado por el movimiento de un recipiente de plástico colmado de flores secas, que no cesa hasta vaciarse por completo, para que, seguidamente, unas manos recojan dichas flores y las vuelvan a colocar en el interior del recipiente, con la insistencia por, tal vez, descubrir otro ritmo, otra combinación, que pueda abrir otro camino, otra posibilidad, para el significado. Sin ir más lejos, los juegos con la palabra y el sonido, por tanto la fonética y la polisemia, y por supuesto la imagen, no dejan de resonar directa y radicalmente con el Godard de Histoire(s) du cinéma, en tal medida que verdaderamente parece que estemos asistiendo a un universo donde el cineasta estaría siendo una chica adolescente.

A pesar de que todavía queden un par de días de certamen por delante, Writing Poems at the End of the World se sitúa, junto a A. de Ramón Balcells, como claro candidato para el Premio al Mejor Cortometraje.

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