Pauline Kael fue una de las figuras más relevantes de la crítica cinematográfica en Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XX, una época en la que la crítica cultural establecida en los medios de comunicación de masas y la prensa tradicional tenía un alcance e influencia inimaginables en la actualidad. Algo quizá difícil de comprender en la era de la fragmentación, de la multiplataformidad, la variedad de formatos, la prescripción entre iguales y la discusión en las redes sociales en la que nos encontramos. En un contexto como este —tan distante del que sirvió de trasfondo a décadas de reviews de su persona protagonista—, es en el que se presenta el documental What She Said: The Art of Pauline Kael. A través de material de archivo con apariciones públicas de Kael, de opiniones de periodistas y críticos cinematográficos actuales, así como de cineastas que conocieron sus textos o a ella misma en persona, se aborda su larga carrera desde las páginas de la revista City Lights hasta The New Yorker, pasando por The New Republic. Publicación en la que sus editores manipulaban sin permiso sus críticas para adaptarlos a su línea editorial y que provocó su salida.
El cineasta detrás de este film, Rob Garver, intenta realizar una panorámica completa de su sujeto de estudio incluyendo elementos biográficos de su vida personal y familiar, sus orígenes y su casual comienzo en el mundo de la crítica. Pero en el fondo el motor de su narración es la elaboración de una exploración de su carácter y de su personalidad. Usando fragmentos de sus artículos y cartas —basándose en la voz de Sarah Jessica Parker para interpretarla— o apariciones en televisión, con las opiniones externas sobre su peculiar forma de entender la profesión y la función de la crítica, se pretende acercar al espectador más a la persona que a su propia obra y alcance. Lo que supone una gran oportunidad perdida, pese a que sí llega a capturar y describir el estilo claro y directo de la escritura y de la propia Pauline Kael, que huía de la prosa rebuscada e incorporaba a los textos sus propias experiencias vitales y expresiones coloquiales y malsonantes como un desafío constante hacia sus editores.
En esta búsqueda de la persona, Garver consigue con mucho más acierto elaborar una perspectiva histórica bastante completa sobre la transformación del cine estadounidense de finales de los años 60 con el New Hollywood y el conflicto que provoca entre los críticos del momento. A partir de aquí Kael se convierte en un tótem de la disidencia en la cinta. La disidencia y la contradicción, la diversidad de opiniones y formas distintas de mirar y de transmitir los puntos de vista se filtran entre las declaraciones, entrevistas, fragmentos citados y anécdotas con títulos y momentos muy concretos. Resulta paradójico que esa celebración de la voz disconforme y apasionada no se lleve a la propia estructura formal ni al discurso de la película sobre Pauline Kael —a la que se trata con excesivo cuidado—, más pendiente de que el metraje sirva de homenaje que de poner en valor y retrospectiva sus décadas de trayectoria y más de una docena de libros.
Pasa de puntillas sobre la poca presencia de las mujeres en la crítica cultural o las dificultades a las que tuvo que enfrentarse Kael al entrar en un entorno tan masculinizado. Trata de manera muy frívola su ya histórico enfrentamiento intelectual con Andrew Sarris al respecto de la teoría del autor. Ni siquiera establece una posición crítica respecto a su famosa reivindicación de Herman J. Mankiewicz como la verdadera fuerza creativa detrás de Citizen Kane (Orson Welles, 1941). Tampoco le da demasiada importancia ni contrasta la posición más emocional y próxima a la de un espectador cualquiera, que intentaba distanciarse del acercamiento supuestamente objetivo o académico de otros que racionalizan más su escritura y la construcción de la mirada a través de ella. Sin negar su valor didáctico, What She Said: The Art of Pauline Kael resulta casi como leer una página de la Wikipedia o ver un video del canal de Youtube de la PBS (la televisión pública de Estados Unidos). Probablemente la experiencia como guionista en televisión de su director tenga mucho que ver con esta obvia ausencia de riesgo y una estructura tan convencional —que utiliza recursos típicos del género del reportaje periodístico—, en la que ha eludido enfrentarse a un verdadero reto cinematográfico en su concepción.
Crítico y periodista cinematográfico.
Creando el podcast Manderley. Hago cosas en Lost & Found.