El otro día, ante esta oleada de cineastas italianos cada vez más interesantes pensaba en esos veteranos talentos como los de los Taviani o Olmi, últimos vestigios con vida de una generación, y me venía a la cabeza el nombre de Ettore Scola, quien desde 2003 con su documental Gente de Roma no había vuelto a dar señales de vida. Sin embargo, hace poco Cineuropa nos informaba que el autor de cintas como la magnífica Competencia desleal, su último escarceo con la ficción, y títulos más lejanos en el tiempo como Brutos, sucios y malos o Una jornada particular, volverá precisamente a ese terreno en su nueva cinta, Che strano chiamarsi Federico.
De momento lo cierto es que poco se sabe acerca de la trama, pues el transalpino ha decidido mantenerla en secreto, aunque algunos medios rumoreaban que se podría tratar de una adaptación de El viaje vertical, la novela escrita por Enrique Vila-Matas y publicada en el año 2000 por Anagrama. En ella, el septuagenario y nacionalista catalán Federico Mayol, un hombre de negocios aficionado al póquer, se verá sorprendido el día después de sus bodas de oro al ser obligado por su mujer a dejar el domicilio conyugal.
Aunque poco más os podemos adelantar, más allá de que Paypermoon (productora básicamente televisiva) y Palomar (esta sí cinematográfica, y responsable de títulos como È stato il figlio, Noi credevamo o Deliciosa Martha) estarán en labores de producción, lo cierto es que es una alegría saber que Scola estará de vuelta bien pronto, y es que si el rodaje empezará el próximo 8 de abril, solo unas semanas después, el 10 de mayo, tiene previsto su finalización, por lo que quién sabe si este nuevo trabajo del italiano podría estar listo para finales de año. Esperemos que así sea.