Después de un mes del inicio de esa propuesta llamada Silent Terror a través del canal de Youtube YOMYOMF, ahora nos llega su último trabajo, el de un cineasta, Erik Matti, que lleva más de una década en el panorama combinando géneros de lo más dispares en cortometrajes, largometrajes e incluso alguna producción televisiva, pero que en Vesuvius se decanta por un terror con el que arrancó el proyecto bajo ese nombre ya citado. No se maneja nada mal Matti en esa faceta, pues sin necesidad de un claro anclaje narrativo sabe construir secuencias que por sí solas definen y delimitan un film que alcanza sus mayores cotas gracias a la pericia del cineasta filipino, que sabe juguetear inteligentemente con una premisa que, en el fondo, no deja de ser eso, ya que quizá las propias limitaciones del formato en este caso juegan en contra del estilo del director.
No obstante, Matti trabaja desde una base conceptual sólida armando un compacto estilo visual y nos sumerge en una historia de la que iremos descubriendo detalles a raíz de un desarrollo que se muestra sutil en el desempeño de este relato, donde su protagonista parece ser una mujer. Nada más lejos de la realidad, las tornas se terminan girando para trasladarnos a la no demasiado consoladora existencia de un tipo que asiste a una serie de visiones ya anunciadas al inicio del corto mediante un intertítulo que revelará en su conclusión un detalle, quizá innecesario por haber sido desarrollado con la simple inclusión de un significativo plano, pero en cierto modo socarrón por redondear una Vesuvius de lo más bizarra.
Entendamos, sin embargo, ese adjetivo como la consecución de una historia que termina cobrando tintes de lo más extravagantes que ya habían quedado anunciados a través de esas centelleantes apariciones, más que como una total revolución de los códigos tanto formal y estético, que se alejan meridianamente del devenir de un cortometraje que no se sabe bien en qué terreno habría que encajar, si el más cercano al fantástico debido a esa presencia que logra de todo menos aterrorizar o al del terror (‹slasher›, en concreto) por la ambientación y la naturaleza de su protagonista.
Su ventaja es que no resulta necesario situarla en un lugar u otro ya que la propuesta firmada por Matti se muestra como un estable conjunto que sabrá cómo deleitar a los fans de un género cuya crisis de ideas queda en entredicho en ocasiones gracias a conceptos que, sin embargo, no son llevados a cabo con el pulso idóneo. No es el caso del filipino, bien por él.
Larga vida a la nueva carne.