Tres historias se presentan bajo un inesperado protagonismo de su ubicación en Argelia, país de origen del director Karim Moussaoui quien en este, su primer largometraje, comete el atrevimiento de concatenar diferentes hilos narrativos con cierta complementación en sus lecturas. Tres tramas de opuestas clases de personajes que parecen compartir una puesta en común en la búsqueda de cierto autocompromiso, pero que sirven para trazar un dibujo social de una Argelia acechada por esa guerra civil que asoló el país durante la década de los 90. Por una parte tenemos un constructor que vive cierto tormento por las demandas de su exmujer y el abandono de estudios de su hijo, que acabará por explotar emocionalmente cuando omita socorro en una pelea callejera vista en plena penumbra de la noche argelina; en segundo lugar la inhóspita relación entre una pareja, que de manera trivial quedarán recluidos en una atracción tan inesperada por ellos mismos; por último lugar tendrá lugar la historia de un neurólogo acusado de violación por un hecho del pasado. No siendo tan relevante la supuesta conexión que pudiera haber en las historias, si no el dibujo de personajes sumidos a la desestructuración de la sociedad que lo reviste, resulta curiosa la variedad de tono de cada una de ellas, que derivará en el poso dramático de su primer y tercer acto, totalmente contrarios a la inesperada mordacidad del segundo episodio, enfervorecido por un par de secuencias espontáneas totalmente inesperadas. Será ahí donde la película parezca romper con su integridad, volviéndose anárquica en su dinámica interna por unos leves momentos.
Resulta curioso el cómo Until The Birds Return propone casi a modo observacional un circuito por la propia Argelia, desde los grisáceas localizaciones de la clase social media hasta la vertiente rural y cuasi desértica. Es por ello que Mossaoui prefiere cerciorarse en el dibujo de su país, no bajo las pretensiones y complejidad de las películas episódicas, sino en conformar un paroxismo en su trasfondo sociocultural enardecido por lo variopinta diferenciación de sus personajes. Con todo, el film funciona en la observación y enjuiciamiento que parece efectuar sobre sus personajes (edificado en la primera historia, sobreexpuesto en la tercera, y algo menos logrado en el a todas luces disonante tramo central), casi obligados a permanecer atados a su pasado, asimilando con sujeciones las vicisitudes que se les presentan. Esto se fusiona con el retazo que el director realiza sobre la propia situación argelina, mezcolanza que construye el discurso de una película acertada en su tono sutil, casi contemplativo.
Con sus aciertos pesará sobre ella la ausencia de una densidad narrativa mucho más ponderada, dicho esto en relación al bajón de su relato central, añadiendo la poca frescura que se antoja en la concatenación de sus historias. Pero atrevida es la estructura de película capitular para una ópera prima, algo con lo que se ha de ser más permisivo, que aunque también la aleje del estigma de obra redonda, no le hará perderse en sus formas de película socialmente divulgativa, con dibujo y tratando, cuasi con índole informativo, de la situación de la región de la que procede. Las interesantes interpretaciones dan aún más validez a esto, mezclando bien el componente dramático y la propia condición fotográfica hacia su contexto, que hacen de Until The Birds Return una película hasta en cierto punto contemplativa, donde los personajes deambulan bajo la incertidumbre de un cruce de destinos bajo su núcleo común.