En Cine Maldito este verano nos vamos de festivales. Un servidor se encuentro en Sarajevo para disfrutar de uno de los mejores eventos europeos a los que se puede asistir, el Sarajevo Film Festival que tendrá lugar en la capital bosnia entre el 15 y el 23 de Agosto y que este año cumple su 20ª edición. Un festival que comenzó a andar en medio de un terrible cerco sobre la ciudad aún en plena guerra como acto de resistencia cultural y que se ha consolidado hasta ser uno de los más importantes de la temporada festivalera.
Y es que el Sarajevo Film Festival ha encontrado un lugar y un acento propio en un panorama internacional repleto de certámenes que luchan por hacerse un hueco y un nombre. Pero Sarajevo es ya una de las citas más importante de Europa, gracias a mimar una programación que suele compaginar lo mejor de la zona balcánica y alrededores con algunas de las propuestas más arriesgadas y deseadas de la temporada.
Para su vigésima edición se ha querido contar con el hijo adoptado de la ciudad, Béla Tarr, como presidente del jurado. Además este año se ha llegado a un acuerdo por lo que buena parte del prometedor cine mejicano desfilará por la ciudad balcánica y para la ocasión se proyectará en pantalla grande Amores Perros (Alejandro González Iñárritu, 2000). Asimismo, se rendirá un tributo a Michael Winterbottom mostrando algunas de sus cintas más aclamadas, como Welcome to Sarajevo.
Este año en la programación se ha hecho especial hincapié en la mirada femenina y en un mundo convulso que no sabe responder antes los retos a los que se enfrenta. La película inaugural será Les ponts de Sarajevo, firmada por trece cineastas de diferentes lugares sobre la historia de los últimos años de la capital bosnia. También encontramos propuestas que llevan un recorrido a sus espaldas con premios y aplausos por medio mundo o de cineastas reconocidos. Así tendremos la ocasión de degustar lo nuevo de Richard Linklater, Woody Allen, Mike Leigh, Sergey Loznitsa o incluso Takashi Miike.
Pero lo interesante y la verdadera razón del empuje del festival pasa por una sección oficial sin concesiones, donde este año destaca un cine georgiano que nos dejó a todos con la boca abierta tras In Bloom (Nana Ekvtimishvili, 2013), con películas que no pintan nada mal como Cure: The Life of Another, de la balcánica asentada en suiza Andrea Staka, la opera prima del húngaro Ádám Csaszi titulada Land of Storms, el austriaco Sudabeh Mortezai presenta Macondo, vista ya en Berlín, desde Albania llegará Three Windows and a Hanging de Isqa Qosja. También podremos ver las georgianas Patardzlebi y I am beso, de las que se espera bastante de una cinematografía que parece estar ocupando el espacio que hasta hace poco acopaba la cinematografía rumana en los festivales europeos. Pero también Grecia sigue mandando una nueva hornada de su cine con A Blast, de Syllas Tzoumerkas. Por último Turquía también estará presente con las propuestas The Lamb y Song of my Mother.
Como auténtico termómetro del cine que se acomete en la región también podremos disfrutar de las obras de gente como Jasmila Zbanic (Grbavica, 2006) o grandes clásicos de la era yugoslava, es el caso de la imprescindible The Marathon Family, del añorado Slobodan Sijan.
Y nada más. Esta breve introducción sirve para ir calentando motores en un festival que se presenta prometedor y que estoy seguro que nos traerá joyitas ocultas que de otra manera sería imposible encontrar. Porque esa es otra; dudo que me decida por las cintas que o están a punto de llegar a nuestro país o al menos se las espera en un futuro no muy lejano. Aunque habrá tiempo para todo tengo pensando darme un atracón de ese otro cine que ni está en las salas de España ni se le espera.
Hay que aprovechar estos nueve días de festival a tope.