Con la línea que presenta en su Sección Oficial la 16ª edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla de nuevo otra vez —para bien y para mal— los criterios de programación que siguen los responsables en la selección de sus títulos a competición deja poco espacio a la sorpresa, extraídos de festivales que ya han proporcionado en general una gran visibilidad a las películas elegidas o que provienen de autores con cierto recorrido afín al festival. Esto no significa que no haya margen para hallazgos valiosos o reivindicaciones de cineastas que en este certamen encuentran un espacio donde el público de la ciudad puede descubrirlos o seguir sus trayectorias año tras año. Quizá en algunos casos de forma obsesiva y hasta injustificada, como ocurre con Sergei Loznitsa, que por supuesto está presente con State Funeral, un film documental sobre el funeral de estado de Stalin donde uno podría ya aventurarse a saber a priori el sesgo que contendrá el tratamiento de sus imágenes inéditas de archivo.
Pero centrándome en la sección principal del SEFF destacaré cinco títulos de entre ellos que resultan imprescindibles. Primero, la nueva película del veterano cineasta italiano Marco Bellocchio (El traidor / trailer), del que ya comprobamos que se mantiene en plena forma con su anterior trabajo Felices sueños (2016) después de cinco décadas desde su primer largometraje. La primera película rodada en inglés por Jessica Hausner (Little Joe / trailer) que cuenta con Emily Beecham y Ben Whishaw en su reparto. Del director de la extraordinaria John From (Joao Nicolao) llega Technoboss [trailer], una ‹road movie› musical protagonizada por un actor no profesional debutante que pudo verse en Locarno. Roy Andersson continúa haciendo lo suyo (narración en viñetas, humor que desmonta el absurdo de nuestra existencia) con Sobre lo infinito [trailer], que le valió el premio a mejor director en Venecia. Y también ganó un premio a la mejor dirección Eloy Enciso en Locarno con Longa noite [trailer], en la que a través de la historia de un hombre que regresa a su casa en la Galicia rural habla del comienzo del franquismo.
Del resto de secciones resulta fundamental no perder de vista el primer largometraje de Jaione Camborda (Arima / trailer), presente en Nuevas Olas. En la misma sección se presenta Bird Talk (Xawery Żuławski) basada en un guión que dejó escrito su padre, Andrej Zulawski, antes de su muerte. En Revoluciones Permanentes nos encontramos con Danses Macabres, Skeletons, and Other Fantasies, un proyecto filmado por Rita Azevedo, montado por Pierre León y con la presencia del filósofo y teórico del cine Jean-Louis Schefer. También aquí Violeta no coge el ascensor de Mamen Díaz, una adaptación española del género-movimiento ‹indie mumblecore› basada en Hannah Takes the Stairs de Joe Swanberg sería una de las propuestas más pintorescas y llamativas del festival.
Entre retrospectivas, focos y sesiones especiales se puede encontrar un buen motivo para mirar al pasado y también descubrir la obra de cineastas del presente. Entre esos apartados está una sesión especial dedicada a José Luis Guerín con la proyección de su último cortometraje De una isla y una versión restaurada y remasterizada de su ópera prima Los motivos de Berta (1984). En el homenaje a Pere Portabella se incluye su película Vampir-Cuadecuc (1971), creada a partir de la vampirización del rodaje del Drácula de Jesús Franco, además de otras obras relacionadas con él como El cochecito (Marco Ferreri, 1960), Los golfos (Carlos Saura, 1959) o Viridiana (Luis Buñuel, 1961).
Pero probablemente la sección Melodías excéntricas sea el punto de mayor interés lejos del seguimiento de la actualidad del cine de autor europeo y de las novedades de la programación del SEFF. Su selección de musicales atípicos y alejados del estándar hollywoodiense del continente incluye films de Ivan Zulueta (Un, dos, tres, al escondite inglés, 1969), Chantal Akerman con Golden Eighties (1986) que cuenta con la presencia de Delphine Seyrig y la ópera prima de Miguel Gomes (A cara que mereces, 2004). El viaje de los comediantes (1975) de Theo Angelopoulos y Don’t Cry, Pretty Girls! (1970) de Márta Mészáros serían otros de los posibles refugios para el espectador que quiera aislarse de la inabarcable cantidad de secciones que registran la actualidad cinematográfica europea y la extensa recopilación de películas que dan identidad y variedad al festival año tras año.
Crítico y periodista cinematográfico.
Creando el podcast Manderley. Hago cosas en Lost & Found.