El cineasta portugués Carlos Conceição aborda en Um fio de baba escarlate (Name Above Title) una diatriba netamente estandarizada en los cauces del thriller como es el asesino en serie y toda su idiosincrasia. En un primer momento se daría por hecho la relativa reincidencia que asola este tipo de tramas, donde los llamados ‹psycho killers›, así como el universo real y psicosocial que les rodea, urden historias habitualmente encajadas en el terror. Un encuadre genérico bajo el que suele desarrollarse su entramado más grotesco, además del thriller, que en tintes psicológicos suelen optar por incisiones acerca de motivaciones y pulsiones homicidas. El film de Conceição es consciente de ello, por lo que proyecta ambas coyunturas anteriormente citadas; quizá por esta sumisión a un subgénero no escrito como es el de los homicidas seriales, en la cinta se presentan dos premisas altamente atractivas para dotar de cierta personalidad fílmica: su ambientación en Lisboa, capital portuguesa de excelsa y elegante orografía urbana, además de carecer de diálogos, lo que convierte esta historia prácticamente en una película muda.
Su protagonista es un ‹serial killer› que comete sus tropelías aprovechándose de la oscuridad propia de la noche lisboeta, disfrutando del consecuente anonimato y llevando una vida placentera en sus derroteros criminales; de repente, como mecanismo de fricción que carbura la actualidad, un hecho fortuito le convertirá en una mega estrella de las redes sociales. Su anonimato volará por los aires, produciéndose una inmersión urbana a través de la nocturnidad de la capital portuguesa que optará por cambiar los estamentos narrativos de este tipo de historias y bajo los que el cineasta portugués plantea sobre la mesa el tenebroso fantasma de la realidad contaminada, y/o la ficción de ambiguo realismo. El principal precepto que apoderará la capacidad de atención del espectador es la condición de la película como ejercicio de estilo: un look que combina excelencia cromática, un soporte cinematográfico clásico y un formato cuadrado en 4:3, generando unas maneras que dotan de clasicismo y sobriedad a la híper estilización visual, escapando al hecho de que la película se ate a una época determinada. Como una manera de exorcizar las tendencias hoy imperantes en esos looks postmodernistas de ambientaciones nocturnas e historias que alcanzan de manera coyuntural las aristas del cine de género, Um fio de baba escarlate obtiene una identidad única, a la que hay que sumar su condición de cuasi mediometraje: sus 60 minutos contaminan la habitual estructura de este tipo de historias, una duración que se entiende como una manera de desarrollar la experiencia inmersiva que se siente en la propuesta.
Si bien su ideario visual confiere a la película una de sus principales y más destacadas características, el místico imaginario se completa con una banda sonora que tiene la responsabilidad de actuar suplantando a los inexistentes diálogos; la partitura se conecta con el desarrollo de su personaje principal, una especie de ente enclaustrado entre ficción y realidad, situación que comparte con el desfile de roles secundarios. La inexistencia de palabras se sustituye aquí, dentro del trabajo actoral, por una especie de estilismo corporal, que añade aún más valor a la mística que rodea a la experiencia. El objetivo de llevar la historia de un ‹serial killer› por unos derroteros traídos a nuestros tiempos podría parecer tan sólo un cliché de ubicación, pero lo cierto es que rápidamente Conceição muestra su diana: la sumersión con la que las redes sociales han inundado el día a día de una sociedad carburada en base a la inmediatez y a una vacua globalización, derivado una cultura de principios morales dictados por la política de una libertad de expresión con un doble filo ampliamente peligroso. Unas ideas que aquí se ven sondeadas a través de la evolución de un personaje confuso e itinerante, para el que la película tiene preparados un par de escenas habitualmente vistas en las historias de ‹serial killers›, pero con un reverso acorde a las pretensiones autorales aquí buscadas.
Um fio de baba escarlate es una película a la que se augura un recorrido austero y posiblemente desapercibido, a condición de la rareza que acompaña a sus maneras creativas. No obstante, conviene esperar que con el paso del tiempo se la recuerde, aún en pequeños círculos, como una revisión de importantes querencias artísticas hacia la figura del ‹serial killer›, donde los preceptos que rodean a este tipo de tramas (inmersión psicológica, confusión, suspense, sordidez…) aquí se envuelven de una coyuntura social que por sí misma añade condicionantes totalmente terroríficos.