Última noche en Milán (L’ultima notte di Amore) es un film italiano de 2023 estrenado en España a través de Filmin que nos cuenta la última noche, previa a jubilarse, de un teniente de la policía de Milán llamado Franco Amore. La película está escrita y dirigida por Andrea di Stefano, con una amplia carrera en la interpretación, y que aquí encauza su tercera película como realizador tras Escobar: Paraíso perdido, de 2014, y The Informer, de 2019.
La verdad es que resulta complicado, en un contexto de tanta sobreinformación como el actual, llevarse una sorpresa en lo que a películas se refiere. Cuando uno ve un film, ya ha recibido muchos datos previos. Además, uno está muy adocenado por la propia experiencia como espectador y, en concreto, algunos géneros o tipologías de películas parecen haber agotado casi todas las fórmulas posibles y su capacidad de sorprender, lo que en el caso del thriller es más que evidente. La sobreproducción en el cine contemporáneo de films que deambulan por este género es tan amplia que la capacidad de impactar al espectador resulta ya muy pequeña, casi nula.
Pero he dicho “casi”, porque de vez en cuando uno puede encontrar una piedra preciosa en ese contenedor infinito del thriller, el ‹noir›, o como queramos llamarlo, y Última noche en Milán es la prueba de que, a pesar de los años que uno ha pasado viendo películas de todo tipo, todavía cabe la sorpresa y puede aparecer alguna que te mantenga pegado al sillón, emocionado, desconcertado y nervioso por saber dónde te va a llevar una historia que, aunque en teoría usa elementos muy comunes en el cine de género, adquieren en esta ocasión una altura y una resonancia que hacen que esta película emerja sobre el resto y muestre una calidad y singularidad fuera de lo habitual.
Última noche en Milán es la historia de un policía, básicamente honrado, con alguna debilidad venial, con un carácter pacífico y tranquilo, que encara su última noche antes de jubilarse, embarcado en un turbio asunto al que se sube tentado por un dinero fácil y sin riesgo alguno a priori, pero que se descontrola trágicamente. La trascendencia del momento concreto de ese hombre, su contexto familiar, verse involucrado en un asunto terrible, las derivadas que conlleva ese hecho, sus consecuencias, la tragedia, los compañeros, todo, absolutamente todo, está narrado con milimétrica precisión, a través de un guión sin fisuras y una realización perfecta que elige el ‹flashback› para introducirnos de lleno en la historia. Por si fuera poco, además, contamos con la interpretación inconmensurable del actor Pierfrancesco Favino, el protagonista del relato, capaz de abarcar en su rostro todas las emociones que oscilan desde la humildad y la contención, hasta la determinación más absoluta y la aceptación de su destino. Junto a él, su esposa interpretada por una excelente y expansiva Linda Caridi como contrapunto y a la vez complemento del protagonista.
El impactante inicio de la película, la cotidianeidad de la relación entre los policías, la antológica secuencia de la autopista, la resolución, el último plano, la presencia de la ciudad de Milán como un personaje más inmerso dentro de la historia… todo deja una huella indeleble en un espectador que percibe desde el principio que está viendo un thriller europeo de envergadura, que aúna las mejores hechuras y puesta en escena de la escuela norteamericana con el fondo y la hondura del polar francés.
Un título que engrandece un género maltratado. Un retrato que combina drama familiar, amistad, compañerismo, traición, emoción, crueldad… enmarcado en un impresionante ‹timing› que te mantiene aferrado a tu silla y tenso, literalmente, hasta el último segundo. Cine con mayúsculas.