Traitors, ganadora del premio Rellumes en el FICX, nos trae la historia de una cantante de punk rock de Tánger que tiene que conseguir dinero para grabar una maqueta con su banda. El director es Sean Gullete, guionista de la famosa Pí, fe en el caos de Darren Aronofsky. La película se abre con imágenes de esta banda de chicas tocando y grabando en vídeo por las calles de Tánger, la canción que suena de fondo es una versión de The Clash, I’m so bored with the U.S.A., que ellas han adaptado como I’m so bored with Morocco y en cuya letra plasman sus frustraciones con la ciudad, la corrupción, la policía, etc.
La cantante, Malika, interpretada por Chaimae Ben Acha sueña con dedicarse a la música profesionalmente pero su realidad es bien distinta, tiene veinticinco años, trabaja como tele operadora y su familia sólo espera que abandone de una vez esa ropa de color negro y encuentre un novio. Malika canaliza su insatisfacción en un esfuerzo tenaz por alcanzar su objetivo a medio plazo, grabar una maqueta, por lo que el desencadenante de la acción es la búsqueda de dinero para financiar este proyecto, que se presenta como un imperativo en su vida. A lo largo de dicha búsqueda se verá obligada a robar y acabará por caer en una red de narcotráfico que le promete dinero fácil a cambio de conducir un coche cargado de droga y pasar los controles de entrada a la ciudad. Esta «aventura» tendrá un desenlace imprevisto y llevará a Malika a replantearse sus prioridades.
Podría decirse que Traitors es un cuento moral, encajando Malika en el personaje del héroe arquetípico, si bien se postulan ciertas variantes a la figura canónica, Malika es mujer, toca en una banda de punk-rock y está dispuesta a meterse en un turbio negocio ilegal por dinero. Aún así, pese a no presentar ningún desafío ético serio o mostrarse excesivamente simple o plana en este sentido, sigue siendo agradable ver Marruecos a través de los ojos de un personaje como Malika, por muy poco real que ésta sea, si el objetivo de la película era presentar un modelo ejemplarizante creo que está logrado.
Por lo demás la película trata de reflejar la sociedad marroquí con cierto verismo incidiendo en los problemas económicos y la violencia en el mercado negro. Tánger se nos muestra como una ciudad hostil en la que no caben alternativas al trabajo precario y la vida personal convencional ya que si uno intenta salir de este marco se verá confrontado con el oscuro mundo de los márgenes, en los que se verá obligado a sacrificar una parte de sí mismo y a poner en peligro la propia vida. Sin embargo, dentro de esta visión fatalista encontramos un resquicio de luz encarnado en esa voluntad heroica que sabe forjar la propia senda otorgando un valor subjetivo a las cosas, que emerge de la experiencia. De este modo Traitors refleja la realidad de la juventud en Tánger, con su crudeza pero también con su esperanza.