Todo el santo día (Paolo Virzì)

La comedia romántica italiana necesita una revitalización, un cambio de aires frescos. Franquicias, o camino hacia ellas, como Manuale d’amore o las películas de Federico Moccia triunfan en su país al pertenecer a un inequívoco rastro referencial de su cultura moderna. Radiografían y simplifican sus ademanes y formalidades, pero lejos de de sus fronteras, expandiéndose a las industrias europeas, este tipo de relatos se perciben como pastelosos, superficiales y anodinos en su ausencia por trascender los fundamentos del rito romántico.

Desde hace más de una década, el cineasta Paolo Virzì también ha encontrado en la comedia su especialización y sustento, si bien a lo largo de su filmografía ha pretendido desmarcarse de los cánones arquetipos del ‘chico conoce a chica’, cosechando una expansión formal en sus rutinas narrativas y adoptando contextos, como el histórico en el caso de Napoleón y yo, que enriquecen más aún las expectativas que conciernen a la terminología referida a lo cómico.

00_tutti_i_santi_giorni_luca_marinelli_thony_01

Richard Curtis decía que, para escribir una comedia, debes tener presente desde el principio que no estás escribiendo una comedia. Este punto de partida parece desprenderse durante el visionado de ‘Todo el santo día’, pues lo sarcástico, en este caso, funciona como consecuencia de los elementos de choque y contrachoque dramáticos que, ante su empeño e insistencia, revelan todo su barniz de humor negro. Partiendo del drama, la historia que se nos cuenta obtiene mayor trascendencia, deja un poso más tangible ante las embestidas de las poéticas crueldades genéticas que contadas parejas de enamorados tiene que afrontar.

La gentileza con la que está narrada y su voluntad empática fomentan un cuento suavemente tragicómico sobre la voluntad psicótica de sacrificar una relación afectiva debido a las dificultades de procreación maternal e impotencia paternal. Toda esa ansiedad y gravedad intrínseca se presenta con evidente dulzura en una película recorrida por escenas de la vida cotidiana de la pareja, que bien podría ser identificable por cualquier otra. Virzì, en su intento por insuflar un tono muy realista a su guión, hace uso del sentimiento ceremonial tan frecuente en Italia. Algunas de estas secuencias, convites y reuniones entre los inquilinos de vecindario, rebosan de una gran frescura.

tutti i santi giorni (6)

El film se beneficia de caer en muy pocas ocasiones en el sentimentalismo, evitar la verborrea fácil y dar pie a un dúo protagonista que rebosa altas dosis de compenetración y química. Especialmente revelador resulta el debut cinematográfico de Thony, popular compositora y cantante italiana. Aseguraba, al presentar la película en Madrid, que la construcción del personaje fue del todo imprevisible, espontáneo y epiléptico. Su papel, un alter ego de sí misma en la pantalla, refugiaba gran parte de su recorrido musical y vital, por lo que ese encuentro casual de redoblado doppelgänger referencial resulta delicioso en su vertiente más ingenua y potente en su contrapeso más dramático.

Todo el santo día se revela como una comedia que formalmente no lo parece, si bien su empaque y su voluntad de trascender la alejan de la cursilería y simplonería que caracterizan las películas de su género, especialmente europeas. Por momentos, toca la fibra sensible y desarma al más íntegro en su representación de los fragmentos que se van desprendiendo durante una cronología del desamor, el anhelo y la pérdida. Si bien en ocasiones desatiende su narración para acudir a la concisión, atacando más el corazón que la razón, el todo funciona con moderada solvencia, con un acertado control del ritmo y el tempo, así como una banda sonora, compuesta íntegramente por la propia Thony, que pone la guinda a este pastel fácilmente digerible y que no provocará más empacho del que se puede esperar.

tuttisanti6--630x365

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *