Todas las mujeres comenzó como una serie de 6 capítulos de 25 minutos cada uno en el canal TNT que ha terminado dando el salto al cine. Aunque no he podido disfrutar de la serie (y parece ser que sería algo bastante recomendable por lo que me han dicho algunas personas que la han visto, que la catalogan de entre lo mejor de la pequeña pantalla patria, ahí es nada), en la película se juega a definir el rol masculino a través de los personajes femeninos que van apareciendo. El enfrentamiento entre géneros está alejada de aquellas cintas clásicas de guerra de sexos; seamos claros, el personaje interpretado genial por Eduard Fernández se encuentra en desventaja ante el grupo de actrices a las que se enfrenta en esa casa de la que salimos en contadas ocasiones. Nuestro prota es el débil y resulta curioso verle mentir y chantajear emocionalmente a sus compañeras de una manera no muy alejada a la que nos tenía acostumbrado el machismo en su visión de la mujer débil, cuyo recurso de las lágrimas siempre hacía ablandar al macho alfa pero en el fondo con buen corazón.
Así que resulta interesante introducir hasta 6 personajes femeninos para desarrollar a nuestro hombre, que demuestra ser un perdedor encantador, un mentiroso con escrúpulos o un divertido diablillo. Cada entrada en escena nos enseña una capa desconocida mientra le vemos mentir y huir hacia adelante ante la telaraña que él mismo se ha creado. Se agarra a la primera chica que cruza por su puerta entre mentiras y promesas y cuando parece que queda retratado como un maldito desecho humano, nos revela algo de humanidad hasta entonces invisible para el espectador. Es así en todos los encuentros, yendo de menos a más lógicamente. Así tenemos una cinta que comienza sin más pero curiosa para ofrecernos un tramo final lleno de matices y harto interesante. Las interpretaciones están todas geniales, hay que decirlo, quedando para el recuerdo la figura de él.
Todas las mujeres es una cinta que puede gustar y mucho, como así fue en el pase de prensa de Barcelona o en Festival de Málaga, aunque se le puede achacar una dirección poco arriesgada y algo televisiva, natural si se tiene en cuenta de donde provenía el proyecto. Su corta duración evita que pueda agotar ante el esquema algo repetitivo de su planteamiento, con encuentros que siguen normalmente un mismo patrón. Tal vez los dos primeros segmentos puedan resultar menos inspirados que otros, pero de igual manera es hasta cierto punto lógico si entendemos que aún es pronto para explicar la mecánica y la estructura del juego que se nos ofrece.
Como decía, su dirección no es la más apropiada y al final no se juega lo suficiente con el espacio. De igual manera se nota ciertos planos a los que suponemos insertados en otro momento diferente al rodaje, pero esto no es un problema en si.
Uno sale contento del visionado, sobre todo por su historia y la manera que se tiene a la hora de desarrollar los personajes, tanto por escenas, donde ellas mutan magistralmente en cuestión de segundos, como por su conjunto, ofreciéndonos unas complejas capas de la figura de ese hombre que culpa a todos de sus desgracias y que se refugia en las faldas de las mujeres de su vida como tregua para no enfrentarse a sus cagadas, todo lleno de humor y ternura por los personajes que pueblan el relato.
Si no fuera por una estructura tan cerrada que acaba casi ahogando la acción (y aquí deduzco que en formato serie puede funcionar mucho mejor. Habrá que darle finalmente una oportunidad a la serie televisiva) y una dirección poco inspirada, estaríamos ante uno de los grandes estrenos de la temporada. Como no es así, simplemente estamos una buena cinta que recomiendo encarecidamente a gente como mis padres. No es casual que en al final del pase de prensa los más acérrimos seguidores de la cinta fueran precisamente personas mayores a mi.
T’agradarà?