Los años 1960’s fueron claves en la lucha contra la desigualdad racial en Estados Unidos, hubo infinidad de manifestaciones y acciones que así lo confirmaron. Se logró, por ejemplo, el impulso de leyes en pro de una auténtica integración de los negros en la vida política y económica de la nación norteamericana, aunque todo quedó en el papel porque en la conciencia y actitud de algunos colectivos blancos se seguía con conductas discriminatorias.
Fue en esta época en que el cine se atrevió a abordar este áspero tema de convivencia en las relaciones sociales y personales entre blancos y negros, sobre todo, en los estados sureños estadounidenses. El filme emblemático de esta etapa fue sin duda En el calor de la noche (1967), de Norman Jewison, que denunció la discriminación a través del maltrato dado a un policía de color (Sidney Poitier) que se vio involucrado en la investigación de un asesinato en Misisipi.
Esta oscarizada película se tornó en todo un clásico porque ahondó ese ambiente opresivo y de desprecio racial que se vivía el sur de Estados Unidos en esa época. La escena en la cual Poitier devuelve la bofetada a un terrateniente blanco y éste le dice indignado que ‹hubo una época en la que le hubiese hecho matar› fue icónica para anunciar que el Séptimo Arte asumiría un papel más protagónico en esta denuncia social.
La cinta tuvo un gran impacto en la crítica especializada y en el público. No obstante, lo negativo de la fama de En el calor de la noche fue que eclipsó cualquier producción posterior que se basara en similar contenido y, con ello, un conjunto de buenos filmes fueron quedando en el olvido, sin tener mayores repercusiones en la taquilla; aspecto que se vio más radicalizado con el auge, en el primer lustro de los 1970’s, de un subgénero realmente revolucionario, conocido como «blaxploitation», que inundó los cines con cintas hechas y protagonizadas solo por personas de color.
Tic, tic, tic es una de esas cintas que pasó casi desapercibida en la historia del cine por los factores antes señalados. La película, que fue dirigida por Ralph Nelson en 1970, tomó como base la conflictiva convivencia interracial en el condado de Colusa (California), sustentada en las vivencias de un policía blanco (George Kennedy) y otro negro (Jim Brown). Parecería una copia del filme de Jewison pero no lo es, ya que su trasfondo es diferente y ubica la trama en otro contexto, esta vez en la dificultad de un sheriff de color para hacer su trabajo, en un lugar en donde el Klan es radical y no permitirá que un oficial de esas características les controle.
Además, esta película amplió el análisis a otro tipo de fenómenos que basan su origen en la diferencia racial. Mostró, por ejemplo, como el gran logro del año de 1965 para que los negros accedan por ley al voto en EEUU, derivó en otro tipo de problemas, como el hecho de que algunos grupos blancos no reconozcan los triunfos de una mayoría negra en las urnas; y también en esa compleja posición de un colectivo que antes fue humillado y aplastado por su raza y que luego, sintiendo que puede acceder al poder, desea hacer lo mismo con sus “victimarios”.
De este modo, Tic, tic, tic aborda como un sheriff de color no solo tiene que enfrentarse a las conocidas dificultades del insoportable racismo imperante en esa época, sino también a un mal concebido criterio de reivindicación de sus propios votantes, quienes lo ayudaron a llegar al cargo en el que está. Se sabrá que ellos lo hicieron no solo para dejar de ser oprimidos sino para tener al elemento ideal que defienda su causa a través de la venganza y de la tolerancia a sus excesos, y el no hacerlo será catalogado como traición a la causa.
El filme resulta sincero en su propuesta y no configura estereotipos de héroes ni en Brown ni en Kennedy, los muestra muy sensatos en su ideología y en su situación. Ambos reconocen sus temores y anhelos de acceder a la paz, para lo cual aceptan conscientemente que necesitan el apoyo de la gente, sea blanca o negra, para que impere la ley y para conservar su propio trabajo.
Tic, tic, tic es metafóricamente sofocante para representar una situación caldeada, un polvorín que estalla por cualquier causa. Un ambiente tan tórrido, que desde el inicio se enseña como un huevo puede ser frito en la vereda con tan solo el calor del sol; esto sumado a personajes sudorosos, configuran una atmósfera asfixiante en donde es difícil encontrar soluciones sesudas.
La película tiene cierto símil con Sólo ante el peligro de Fred Zinnemann, que inicia cuando Brown captura a un joven blanco que ocasionó, por su estado de ebriedad, un accidente de tránsito con resultados fatales. La “inaceptable” presencia de él tras las rejas en el condado sureño es el motivo por el cual su padre, un importante personaje de un poblado vecino, intenta prácticamente invadir la comisaría con sus hombres armados para sacar a su vástago, sabiendo que Colusa, al igual que su comarca, no aceptan que un hombre de su raza esté preso y menos por un oficial de color. El sheriff se sentirá solo en la defensa de su comisaría y comenzará a tener sentido el título de la película, que representa los sonidos de un reloj que marcan la espera de un acontecimiento que puede tener un desenlace mortal.
Es aquí también cuando se descubre la razón de ser de un personaje extraño (Clifton James) que desde el inicio del filme se limita a ser un simple espectador de hechos, pero que en realidad es ese comodín que cuestionará al Klan, pese a haber sido uno de sus miembros, y buscará cambiar la actitud de los radicales blancos en defensa de su jurisdicción y de la ley.
Tic, tic, tic llega a constituirse en un válido documento sociológico, en donde diseña mensajes y reflexiones, como las siguientes: las atrocidades pueden ser cometidas tanto por gente de color como por los blancos, el odio racial se encuentra en todos los niveles y puede llegar a resultados fatales, la defensa de un territorio deriva en una unidad artificial de grupos antagónicos que durará mientras se tenga a otro enemigo en común, una vez que éste no exista volverá la confrontación interna y la latente preocupación familiar por la situación racial, en donde los negros, por más que tengan el poder, no podrán evitar la angustia y la desesperanza de su situación y de los suyos.
Para destacar en el filme, las grandes actuaciones que posee, encabezada por esa gran presencia actoral de George Kennedy, seguido por el magnífico Fredric March. Jim Brown tampoco está mal en su papel, pese a provenir de las canchas de fútbol americano, incluso en una parte de la película se mostrará por qué fue de los mejores corredores de ese deporte.
La pasión está también en el cine.