Antonio Tibaldi y Àlex Lora presentan en la sección “Panorama del Documental Español” del Festival DocumentaMadrid 2016 su último largometraje Thy Father’s Chair. Una obra observacional sobre dos gemelos judíos ortodoxos que, desde hace más de diez años, acumulan toda la basura en el piso siendo incapaces de tirar nada y mantenerla en un mínimo orden. Desde que murió su madre, su hogar se encuentra infectado por todo tipo de insectos, unas condiciones poco saludables, que quedan reflejadas en los brazos llenos de distintas picaduras. El inquilino de arriba ya no soporta el mal olor y las condiciones antihigiénicas del bloque, lo que le lleva a amenazarles con negarse a pagar el alquiler, hasta que los hermanos realicen una limpieza completa del apartamento. Esta situación obliga Abram y Shraga a contratar una empresa de limpieza “Hogar limpio hogar” que se encargara de desinfectar la casa y organizarlo todo. Los hermanos se enfrentan a una situación difícil, al ser obligados a abrir las puertas de su intimidad a unos desconocidos. Las contradicciones atormentan a los hermanos conscientes de su problema, pero incapaces de ponerle freno. Una situación donde el personal de limpieza tendrá que desempeñar casi el papel de psicólogos siendo comprensivos con la situación emocional de ambos, a la vez que estrictos para que realicen la limpieza.
Un espacio claustrofóbico con planos muy cerrados pero que poco a poco comienza a abrirse, a medida que el equipo de limpieza consigue hacer frente a las montañas de basura. El largometraje está dividido en 7 capítulos y un epílogo que sirven para salir durante unos segundos del espacio en el que se realiza la acción. Pocas veces salimos al exterior, la cámara se mantiene en el interior acompañando a los personajes por esta dura situación. Recuerdos que se encuentran vivos en la casa, de los que es imposible deshacerse y que parecen susurrar en cada esquina. Los hermanos se sienten incapaces de tirar nada a la basura, porque podrían necesitarlo alguna vez o porque ese objeto lo consideran emocionalmente valioso. Esta obra nos habla de dos hermanos incapaces de vivir solos, son como niños, a pesar de su inteligencia no pueden poner orden en sus vidas, el descontrol es como un tsunami que los arrastra sin que ellos puedan impedirlo. Pero Tibaldi y Lora no los juzgan en ningún momento, se dedican a comprenderlos y reflejar su situación sin música diegética, sin regodearse en la suciedad, sin intervenir para buscar una situación sensacionalista. Simplemente la cámara acompaña a los personajes empatizando con ellos, mostrándonos sus dudas, sus contradicciones y la inocencia de sus miradas.
Un documental dedicado a Chantal Akerman, donde se puede palpar su influencia. Tibaldi y Lora son capaces de encontrar en una historia pequeña (que pasaría fácilmente desapercibida por otros) una gran historia llena de reflexiones y emociones. Al final todos hemos sentido el apego a objetos de los que nos ha costado deshacernos, a pesar de ser conscientes de que no servían para nada. Los recuerdos, las influencias de la religión, la relaciones sociales y familiares, todo palpita en el documental. Los directores consiguen mostrar el interior de los personajes, conmoviendo al espectador, tanto como les han conmovido a ellos. Una muestra más de que hacer cine no consiste en tener una gran cámara, un equipo numeroso y todos los medios económicos del mundo. Para hacer cine solo se necesita observar el mundo con la mirada de un cineasta. En la realidad está la mejor historia que puedes encontrar, solo hay que ser paciente y saber dónde mirar, para recoger los frutos que nos ofrece y que en ocasiones terminan por perderse. Esta es la esencia del documental, la influencia de cineastas como Akerman y la verdadera función del cine, conseguir recoger los trazos de realidad que hay por el mundo para contar historias como la de estos hermanos.