El director Emilio Moreno se asoma en Rotterdam con The I Mine, un film catalogado como cine-ensayo, pero realmente es arqueológica.
A primera vista, una voz en off nos narra el diario de un escritor que pretende escribir una novela sobre una sorda ciega. Esta mujer se llama Ellis y llegó a ser una gran comerciante. Poco a poco, el film se desenvuelve entre anécdotas, arqueología y subastas; y la presencia de Ellis se torna un fantasma fascinante a lo largo del film.
El documental repetidamente pone en evidencia el difícil proceso de creación de un personaje. A partir de esto nacen el resto de las ideas. El director, Emilio Moreno, intentar adaptar cinematográficamente el proceso de creación que lleva el escritor sobre Ellis.
Por otra parte, uno de los aciertos del film, está en el espacio dedicado a las imágenes de archivo. Unas imágenes espeluznantes. En ellas encontramos a Ellis, de joven, acariciando la garganta de otra persona, tratando de descifrar las vibraciones. Ellis vocifera las vibraciones que entiende, produciendo sonidos guturales.
Así, la película se va pelando como una cebolla (por no decir como una ‹matrioshka›), hasta llegar al núcleo. En él encontramos a los Objetos. Las cosas del mundo que viven más que el hombre y son, a la vez, documentos del hombre. Objetos que Ellis, la protagonista, comercializaba. Desde huesos, vasijas, joyas, reliquias. Estos Objetos parecen no ser solo cosas, si no las historias que llevan. Las historias de los hombres. Si seguimos este camino de los Objetos llegamos al título, que pone en evidencia la arqueología. The I Mine. La búsqueda de los Objetos del pasado del hombre y, en última instancia, del Yo.