Antes del título, la película empieza con una puerta abierta y una dama que con sorpresa despierta. Con este preámbulo, la directora nos prepara para un largometraje en el que las heridas abiertas del pasado encontrarán en un presente frío y despiadado cómo abrirse paso.
Lola, la protagonista, forma parte de un mundo en que el valor de las personas se mide por su productividad. Esto no solo en la esfera laboral, sino también en las relaciones de pareja y hasta en el ámbito familiar. La directora, a través de una tonalidad azul y un manejo actoral y de diálogos realista, traerá a nuestra pantalla esta sociedad que ha hecho de las personas máquinas y de las relaciones negocios. El estrés, la ansiedad y la soledad producto de las presiones que se ejercen sobre Lola (y que ella misma ejerce) le despertarán una esquizofrenia latente proveniente de una vena familiar.
La actriz Valerie Pachner (Lola) hace un excelente papel al representar la ansiedad creciente de su personaje, su interpretación asciende de manera sutil pero notoria hasta los momentos álgidos en los que las emociones se desbordan; esto permite detallar con mayor precisión las características de la crisis. Además, la realizadora sabe cómo nutrir el universo dramático incluyendo pequeñas situaciones complementarias como por ejemplo un diálogo con un loco a quien en un principio la protagonista no identifica como tal o una discusión con una vagabunda de la que Lola trata de escapar; la primera situación denota la inmersión de Lola en la locura y la segunda su necesidad de esquivar la pobreza. Además, Lola proviene de una familia de estrato social bajo y ello, junto con las afecciones mentales de su familia, son cosas que trata de evadir a través de su trabajo, al que se entrega con desespero como si este fuese su único significante. La necesidad de ascenso de estrato lleva a Lola al punto de ocultar su relación con su hermana mayor, la cual se encuentra interna en un hospital psiquiátrico, siendo su último lazo familiar. En esta sociedad perfeccionista cualquier mancha se convierte en lastre para los objetivos individuales.
El punto que no creo haya sido bien elaborado es el de la posible esquizofrenia, este a pesar de aparentemente ser esencial para la trama, se desarrolla a mi parecer de una manera superficial e inclusive se va abandonando a lo largo de la cinta. Creo que la directora posiblemente elaboró esta subtrama como gancho para desarrollar la historia, pero al final se siente innecesaria, pues aún sin la enfermedad latente de Lola es suficientemente justificada su crisis teniendo en cuenta el entorno laboral toxico que la rodea. Y que no solo la enferma a ella sino también a otros de sus compañeros como se hace notorio por la utilización automedicada de pastillas para la ansiedad.
The Ground Beneath My Feet es una obra interesante para analizar la sociedad enferma que dirige el mundo de hoy. Sociedad hedonista y superficial que rige sus deseos con base al afán ambicioso y egoísta de sus individuos. Vivimos en la realidad de dioses humanos, que predijo Pessoa, en la que a falta de una fe verdadera o de un ideal perdurable las personas se entregan a sí mismas haciendo de sus lujosos y elevados apartamentos altares y de sus cuerpos esculturas gloriosas de mármol forjadas por el acero del gimnasio. Pero por mas que queramos aspirar a convertirnos en seres celestes estamos hechos de carne, y esta se daña si abusamos de ella.