Con un espíritu de profusa reivindicación, Le complexe de Frankenstein se disfruta como un documental centrado en uno de esos campos artísticos tan importantes como injustamente olvidados dentro del fantástico, la labor de los efectos especiales. Dirigido por la dupla creativa francesa formada por Gilles Penso y Alexandre Poncet, quienes ya habían abarcado en diferentes tareas una temática similar en otro producto centrado exclusivamente en la figura de Ray Harryhausen, la obra que nos ocupa intenta aportar luz dentro de los entresijos de este medio en el que materializar la fantasía que rodea al terror y la ciencia ficción, proveniente además desde la óptica personal de sus artistas, estrellas ocultas dentro del cine de género. Además de dar palabra a los propios creadores de los más fascinante e inolvidables efectos especiales de nuestra era, Le complexe de Frankestein se materializa en una estructura cronológica dentro de su narrativa que permite comprobar la evolución que ha gozado esta industria.
Pero el documental no solo se limitará a entrometerse por el arte del efecto especial y sus principales hacedores, sino que sobre el producto global circulará el cómo la figura del monstruo ha invadido la cultura popular cinematográfica, y el peso de su inmersión en las grandes pantallas dando forma en la concepción del propio género fantástico y su idiosincrasia. El monstruo como elemento se reivindica como un componente inherente al terror y a su folclore, dando forma y cuerpo a lo desconocido en su labor de seducir al espectador, así como a esos futuros profesionales de los efectos que antes de llevar a cabo su oficio también cayeron rendidos a sus efluvios de fantasía. En su desarrollo, por Le complexe de Frankenstein pasearán a modo de entrevistas multitud de artistas, algo que permitirá conocer los secretos de algunas de las producciones más simbólicas y populares del cine fantástico: desde Alec Gillis y Tom Woodruff Jr, responsables de las criaturas de la saga Alien o Starship Troopers, Phil Tippett, inmerso en sagas tan importantes como Star Wars o Indiana Jones, Rick Baker, incuestionable figura del maquillaje, además de un largo etcétera a los que acompañaran otras figuras tan anexas al género fantástico como Joe Dante, John Landis o Guillermo del Toro. Todos aportarán una manera de concebir el efecto especial como elemento emotivo y altamente simbólico para el peso icónico de aquellas películas que robaron infancias, en el talante en el que un grupo de oficiosos artistas dieron forma a todo lo imaginable por guionistas y directores.
La obra amplía su interés aportando cierta emotiva a su narración, siguiendo una evolución lógica en la que se vislumbra el propio desarrollo histórico en la faceta; se verán desde procesos de elaboración, el abordaje de técnicas como la fusión de los campos del maquillaje y el propio efecto especial, la irrupción del stop motion, la necesaria alusión a referentes añejos como Lon Chaney Jr. o visionarios pioneros de la talla de Dick Smith o Willies O’Brien… Aunque por momentos el contenido de las declaraciones de los nombres citados no vayan a distar mucho, en alguna ocasión, de todo aquello que se pueda conocer de documentales promociones destinados a los extras de ediciones domésticas de películas, sí que es digno de mención el componente nostálgico, y por momentos emotivamente decadente, que los directores franceses parecen intencionalmente expulsar; esto se hará más patente en su tercio final, donde se narra el abordaje del uso de tecnología informática en detrimento del efecto tradicional (aún vanagloriando la fusión de ambas técnicas), donde los artistas darán un punto de vista cercano al haber vivido una época dorada de su industria que parece llegar llegado a su fin. Esto potenciará aún más el componente nostálgico de Le complexe de Frankenstein, que gana aún más enteros centrando su contenido limitándose a la figura de los monstruos. Porque, si algo ha impulsado una faceta tan necesaria y minusvalorada como la que aquí se desgrana, ha sido la mirada artística, pasional e impulsiva de un grupo de artistas por crear aquello venido de la creatividad fantástica. Si al espectador se le contagia esa devota pasión por la imaginería intrínseca del terror y la ciencia ficción que desprendían todos y cada unos de los nombres que se pasean por este documental, no cabe duda que la obra ha cumplido su objetivo.