Los fines de semana a veces traen grandes estrenos, otras veces los traen más humildes y generalmente consisten en presentar una propuesta comercial de gran presupuesto acompañada por un rival menos publicitado pero igualmente atractivo para las masas y estos a su vez acompañados por otras cintas de escaso reconocimiento público. Esta semana de estrenos, por su parte, está repleta de propuestas atrayentes. Al estreno de La juventud y de Mia Madre hemos de sumar también The End of the Tour, protagonizada por Jesse Eisenberg y Jason Segel.
El realizador James Ponsoldt, artífice de la correcta y finalmente decepcionante Aquí y ahora (The Spectacular Now), vuelve al mundo del cine dos años después con una película que recuerda y resucita al escritor David Foster Wallace a través de la entrevista que David Lipsky, entonces reportero de la revista Rolling Stone, le hizo durante cinco días, relatando y recreando los sucesos y las conversaciones más interesantes que ambos mantuvieron en el final de la gira de presentación de la novela La broma infinita, publicada en 1996. Lipsky es, además, en ese momento, un aspirante a escritor (había escrito y publicado un par de libros, pero ya se sabe que uno no es escritor hasta que se lo llaman otros, y hasta que eso pasa sólo ha escrito libros). Mientras que Wallace no ha dejado de recibir elogios públicos, críticas entusiastas y premios que le han convertido en un autor de gran éxito y fama.
The End of the Tour muestra, bajo la aparente normalidad y naturalidad que transmiten los diálogos, las diferentes visiones de la vida que ambas personas tienen y que, sin diferir en demasía, subrayan el contraste entre ambas personalidades que parecen encontrarse a gusto juntas. Y bajo esta doble visión, explora lo que ocurre cuando existe admiración por una persona o lo que pasa cuando cada individuo tiene sus propias inseguridades, limitaciones o excesos. La cinta, que se basa en la entrevista mencionada y registrada en una grabadora, también abarca otras conversaciones más personales y no tanto surgidas del clásico pregunta-respuesta, siendo en el fondo algo mucho más íntimo y que acaba derivando en algo parecido a la amistad entre el entrevistador y entrevistado. Algo que, dicen, no debe ocurrir nunca (para evitar que la relación interfiera a la hora de hacer preguntas espinosas).
Se trata de un filme bastante interesante, con una primera hora adictiva para lo que en principio parece ofrecer y cuya dirección destaca por no llamar demasiado la atención. Parece estar construida manteniendo el guion —que adapta el libro Although Of Course You End Up Becoming Yourself— intacto en su planificación, y en cuya ausencia de deleite visual hay cierta virtud (bastaría con compararla con Life de Anton Corbijn, cuyo argumento es muy similar y cuyo conjunto era fallido). The End of the Tour ofrece, bajo esta minimalista apariencia argumental y visual, una variedad de temas existenciales y de cierta profundidad, con contextos sobre los cuales uno se podría dedicar a divagar durante horas, no sólo en cuanto a los diálogos mostrados, sino también en base a las relaciones que podemos llegar a mantener y cómo nos afecta ese contexto en las mismas (no siendo un simple ejercicio para vanagloriar a su personaje principal): los celos, la popularidad del que trabaja encerrado y solo en una habitación (y si perjudica o beneficia en función de qué clase de sujeto seas), las aspiraciones y los deseos de cada uno, las neuras, la infancia, la soledad, la familia, la sencillez con la que se descubre que, igual que hay personas de personalidad nerviosa, también las hay con personalidades tristes, etc.
La verdad es que no estaba al tanto de la biografía de David Foster Wallace ni de su destino, hasta ahora. Aunque conocía (de oídas) el título de su obra más famosa, nunca me acerqué a ella más allá de hacerlo a través de algún escrito que le dedicara algunas líneas en la red. Por ello, supongo que si una película consigue que, quien no haya leído un libro, quiera hacerlo, simplemente al exponer el carácter de un tipo y su relación con otro en base al lanzamiento de ese libro, es que dicha película ha valido la pena, porque cumple un doble cometido: nos hace conocer mejor a un hombre y a través de él nos hace interesarnos por su trabajo. Mención especial a la actuación del otrora exagerado Jason Segel como David Foster Wallace.