Tesalónica deconstruida a través de la memoria histórica es lo que encontramos en The City and the City, donde Syllas Tzoumerkas y Hristos Passalis —director y actor respectivamente de las películas Homeland y El milagro del mar de los Sargazos, títulos en los que ya trabajaron juntos— reinterpretan el pasado judío y antisemita de una de las ciudades más importantes de Grecia, esa que vio nacer a ambos artistas y que tanto parece tener que explicar.
The City and the City no es estrictamente una ficción, se centra en puntos concretos de la historia para reinterpretar eventos significativos sin necesidad de recurrir a material de archivo o entrevistas con miembros activos de la situación, consiguiendo una especie de ensayo experimental en el que participan varios rostros reconocibles del cine griego. Narrada en seis pasajes, solo sus intertítulos respetan la cronología, pues pronto se despierta el interés por explorar los múltiples formatos visuales que se ponen de manifiesto en favor del arte, más que de la narración. Es así como encontramos distintos hilos temporales que se entremezclan para dar forma a cada pasaje, ya sea a partir de la creación de familias afectadas por los sucesos con las que seguir su suerte a través de los acontecimientos, o con la reproducción de impactantes hechos ocurridos en la realidad, con el propósito de ficcionarla.
La película narra el exterminio casi total de la población judía en la ciudad de Tesalónica, y esta es la única verdad que sacaremos de su estructuración. Obviando la intención de juzgar unos hechos que ya de por sí son un atentado contra la sociedad, se resalta el nacimiento de un odio imperioso hacia una religión que en su momento no resultaba minoritaria en una ciudad concreta, alejada del foco principal de la 2GM, donde se nos explicitan las mayores atrocidades que, a día de hoy, permanecen impunes dentro del puro desconocimiento. Pero dentro de este aspecto reivindicativo, nos encontramos ante una película irregular, compleja y llena de vistosos envoltorios que se convierte en un agotador ejercicio estilístico. Nada en ella está mal, es más, se maneja a través de ideas brillantes a la hora de expresarse, pero su conjunto es excesivo y aletargado.
Un pasado en blanco y negro, actores ataviados con ropa de la época en escenarios actuales para reinterpretar ese pasado en los espacios en los que aconteció, escenas disgregadas de un tiempo inconcreto, fotografías reales, carteles explicativos a modo de infografía y un sinfín de recursos van rellenando el metraje en el que, obviamente, el mal sabor de boca surge al contemplar la ingratitud de la guerra, sus antecedentes y la repercusión final, frente a la extraña desazón que queda ante una evocadora idea que se retroalimenta una y otra vez hasta dejarnos indiferentes.
The City and the City tiene esa virtud de representar con ingenio un concepto en la que se observa la fabricación, estructura y labor interpretativa de un hecho pasado, pero también el defecto de aferrarse al concepto de ficción para justificar su desconexión, resultando más un ejercicio de estilo que ante su ambición por alcanzar la abstracción no focaliza su protesta.