El estudio irlandés Cartoon Saloon se ha confirmado en estos últimos años como uno de los referentes europeos del cine de animación. En 2009 produjeron su primer largometraje, The Secret of Kells, junto a otro de los pesos pesados del género, los franceses Les Armateurs. La película, un derroche de imaginación situado en la Irlanda del siglo XI, fue un éxito de crítica, siendo nominada al Oscar a mejor película de animación.
En 2014 el estudio estrenó Song of the Sea, dirigida también por el dúo Tomm Moore-Nora Twomey. El film, que cosechó otra nominación al Oscar, además de numerosos premios internacionales, confirmó la identidad estética y narrativa del estudio: historias fantásticas, basadas en parte en la mitología local, y protagonistas infantiles. Una animación 2D, con un dibujo claro que busca transmitir emoción a través del juego con el color, texturas orgánicas y la iluminación.
The Breadwinner, adaptación de la serie de libros homónima de la autora canadiense Deborah Ellis, es hasta la fecha el largometraje de Cartoon Saloon cuya trama guarda más relación con la realidad. La historia está situada en el Afganistán dominado por los talibanes, justo antes de la invasión estadounidense. La familia de Parvana, la protagonista, vive con pocos recursos en Kabul junto a sus padres y sus dos hermanos. Cuando detienen al padre de la familia, Parvana se verá obligada a disfrazarse de niño para poder ayudar a su familia.
Pese a estar basada en un entorno y unas circunstancias reales, la película de Twomey no renuncia a una cierta fabulación, tratando de acercar al máximo posible el punto de vista al de una niña. En ese sentido, renuncia a buscar los porqués o indagar demasiado en el contexto histórico e intenta poner al espectador en la piel de su protagonista para que se dé cuenta de hasta qué punto la misoginia talibán es capaz de afectar la vida cotidiana de cualquier mujer o niña. La historia de Parvana es dura, oscura por momentos, y atravesada por un trauma familiar —explicado por la propia protagonista mediante una fábula bellamente animada—. Pese a ello, hay momentos en los que la esperanza y el humor se cuelan entre las pocas grietas que deja un terrible día a día.
The Breadwinner consigue, mediante la puesta en escena de una vida cotidiana en un tiempo y lugar muy concretos, explicar la sinrazón de una sociedad patriarcal, la falta de escrúpulos y de humanidad de aquellos que evitan que una mujer pueda realizar tareas normales o incluso salir a la calle sin la presencia de una figura masculina. La película se convierte en un alegato a favor de la igualdad, mostrando hasta qué punto prohibir a la mujer participar en la vida pública es prácticamente negar su existencia. Además de una crítica, el film es también una oda; a la sororidad y a la solidaridad, así como a la cultura y gastronomía de Afganistán, un país azotado como pocos por guerras, invasiones, extremismo religioso e intereses económicos.
Dos años después de su estreno, por fin llega The Breadwinner a nuestras pantallas, una joya de la animación europea que, gracias a una preciosista animación, un guion complejo aunque comprensible y unos personajes casi de carne y hueso, consigue no solo entretener a niños y adultos sino también hacer reflexionar sobre cuán frágiles son nuestros privilegios en el mundo occidental.