2022, dejando de lado otras crisis (que ahora ya parecen el pan de cada día), bien podría ser el año en que la pandemia del Covid-19 quede definitivamente enterrada, o como mínimo, “gripalizada”. El virus seguirá entre nosotros pero normalizado, como tantos y tantos y otros. Sin embargo, más allá de lo estrictamente médico, lo que significó esta pandemia, fundamentalmente con encierro y repercusiones económicas de por medio, se ha quedado y se quedará durante mucho tiempo en nuestras cabezas. Es, en términos bélicos, lo que suele decir: la guerra es terrible, la posguerra es mucho peor.
La sensación es que algo se ha roto socialmente, ha habido un cambio, a veces sutil, a veces muy claro, casi siempre indefinible, pero está ahí, se siente aunque no se pueda tocar, oler o ni tan siquiera definir. Y de alguna manera Something in the Dirt, la nueva película de Justin Benson y Aaron Moorhead, viene a reflejar este estado de ánimo en forma de meta-documental conspiranoico.
Y es que más allá del elemento fantástico del film, de las conspiraciones y las sociedades secretas, los cineastas hacen un estudio del rompimiento vital pos-pandémico. Y lo hacen en un viaje interpretado por ellos mismos, donde dos ‹outsiders›, o mejor dicho, marginados se enfrentan a lo desconocido y también, principalmente, a ellos mismos en una dinámica exhaustiva y agotadora.
Un proyecto que se articula en dos grandes ejes. Por un lado lo metacinematográfico y por otro la crisis social existente. Sobre lo primero, hay una mirada irónica y un posicionamiento anti sistémico. Lo interesante, sin embargo, es que los cineastas no se muestran como héroes frente a una maquinaria que les quiere ignorar. Si bien se presentan las miserias del ‹do it yourself›, de la inutilidad del proceso en cuanto a mensaje y de el escepticismo y marginación al que se ven sometidos también hay espacio para, paradójicamente, no ser víctimas sino parte necesaria del engranaje. Dos personas retratadas como perdedoras, vitalmente perdidas, moralmente dudosas cuyo destino parece ser precisamente esta suerte de marginación pública.
Esto entronca con el panorama de apocalipsis global dibujado. Un trayecto por un Los Ángeles que parece una zona de guerra en ruinas, un mundo deprimente, aislado, vacío. Donde los símbolos y conexiones encontradas parecen parte de un ‹atrezzo› colocado ahí como un juego perverso de pistas que no llevan a nada. De hecho, a pesar de este ambiente de colapso global, resulta especialmente interesante que se muestre de forma íntima, siendo la ausencia de cualquier otro elemento humano a parte de los protagonistas, la forma de decir que todo está en su mirada. No es exactamente el mundo, es el que sus ojos quieren ver, su mente procesar.
De esta manera, Something in The Dirt parece ser una especie de versión en código básico de lo que fue en su día Under The Silver Lake. Un viaje más críptico, más desnudo y abstracto pero cuyo significado dista mucho de ser preciso. Una imagen que contra más cerca está menos se comprende. Si el film de David Robert Mitchell era una excursión sobre la insostenibilidad de un mundo pre-pandémico pop, multi-referencial y vacío, el de Benson y Moorhead parece responder pintando lo que ha quedado después: una ruina absoluta social, donde solo ha quedado la vacuidad y la ausencia de asideros físicos o intelectuales para revertir la situación.
De esta manera, bajo el aspecto de una producción ‹low-fi›, Benson y Moorhead presentan un producto pesimista, abstracto y, debido a su quizás excesivo metraje, agotador. Una película tesis que plantea más preguntas que respuestas sencillamente porque, en su visión oscura del mundo, estas sencillamente no existen.