Este año 2023, se cumplen 100 años del estreno en Alemania de Sombras, Schatten — Eine nachtliche Halluzination (cuya traducción es Sombras — Una alucinación nocturna) de Arthur Robison. Un film que nos cuenta una noche en la mansión de un barón, a la que asisten cuatro invitados, con supuestas intenciones de seducir a su esposa y en la que se les muestra, a través de un experto en sombras chinescas, las consecuencias en caso de que pusieran en práctica sus deseos.
Sombras está dirigida por el director de origen norteamericano Arthur Robison (1883-1935). En la actualidad solo recordado por este film, es un caso inusual respecto a la migración habitual de talentos cinematográficos europeos, que casi en su totalidad acabaron recalando en EE.UU. Lo opuesto al caso de Robison, un norteamericano que desarrolló su carrera en Alemania.
El primer aspecto de gran interés a señalar sobre la película es su propia génesis, que engarza con una de las grandes obras maestras de la historia del cine estrenada un año antes, Nosferatu, de F.W. Murnau, Y es que algunos de los partícipes del proyecto, fueron los productores e ideólogos del film de Murnau a través de una productora, Prana Film, donde emerge la figura de un misterioso personaje, Albin Grau, artista, pintor y persona muy relevante en el mundo del ocultismo de la época, que aspiraba a llevar al espectador a otras realidades, a través de lo oculto y lo místico. Diversas circunstancias llevaron a la quiebra a Prana Film tras el estreno de Nosferatu, así, son los restos de esta productora, ahora reinventada con el nombre de Pan Film y la presencia del propio Grau como artífice de la idea original y director artístico de la película, los que están detrás de Sombras (sobre la que algunos estudios apuntan la posible participación de Murnau en su preparación, ya que al parecer la idea de Grau era que él lo dirigiese) y que además repitió en la fotografía con el gran Fritz Arno Wagner (el gran director de fotografía del expresionismo alemán) lo que no hace más que incrementar el interés (reconozco que casi arqueológico) desde un punto de vista cinéfilo.
Si nos ceñimos a la película en sí misma, varios aspectos resultan francamente llamativos. El primero, la ausencia de intertítulos. Toda una revolución en el cine mudo de la época y que en su estreno en España provocó que fuese presentada como “La película sin rótulos”. Sin embargo, la ausencia de estos no fue muy bien acogida por el público en general. Entiendo que no solo por falta de costumbre, sino por alguna imperfección en el desarrollo narrativo del film. Yo mismo los he echado en falta en algún momento, cosa que por ejemplo no sucede con El último (F.W. Murnau, 1924) cuya perfección y solidez no los hace necesarios.
Otro aspecto, está relacionado con el propio título de la película, Sombras, que se convierte en el elemento estético y argumental más relevante del film. Son las sombras de los dedos de una mano los que nos presentan cada una de las tres partes en que está dividida la película. A través de las sombras empiezan los celos, las dudas, y su reflejo y movimiento hacen entrar en otra dimensión a los personajes. Los grandes momentos del film se nos muestran a través de estas y el personaje eje del discurso argumental, es una especie de mago que hace sombras chinescas. Es también un elemento que entronca con Nosferatu, cuya fuerza y poder se revelaba también a través de la sombra de su mano, que arrebataba la voluntad de la protagonista. La sombra como reflejo de esos mundos que no siempre están a la vista y que la magia y el ocultismo pretenden revelarnos.
El tono del film nos sumerge en un contexto de degeneración. Unos hombres que no disimulan su deseo por la mujer de otro, la lascivia, la desinhibición y el erotismo. Todo lo que provoca la noche, donde se mezcla la irrealidad y el ensueño. Frente a esto, la venganza implacable, un marido que quiere aleccionar sobre lo que sería capaz de hacer si alguno se plantease poner en práctica sus intenciones y claudicara ante los instintos. Solo el aviso de las consecuencias, trágicas y retorcidas, y la llegada del amanecer en el que el reino de las sombras desaparece, acaban con la atmósfera tétrica de la historia para retornar a la normalidad y la rutina de la luz, frente a la resaca de una noche alucinada que parece el recuerdo de una pesadilla.
Un film muy interesante, de una amoralidad que a veces llama la atención, brillante en su concepción artística, jugando siempre con las sombras y los reflejos y en mi opinión recomendable, ¿o no? Porque la visión de un film como este precisa de una contextualización sobre la que una mirada actual es difícil que se adapte con naturalidad, y que pueda sustraerse al ritmo, la imagen y unas interpretaciones que nada tienen que ver con lo que estamos acostumbrados. Pero en cualquier caso, no deja de resultar apasionante por sus múltiples lecturas y reivindicable por una concepción del cine que busca plasmar antes la emoción que la acción. Merece la pena embarcarse en ella.