En mis tiempos mozos, a finales de los 90 y principios de la década pasada, me gustaba bastante el rap. No vestía de rapero ni esas mierdas, sólo escuchaba música y generalmente en inglés. Por aquella época yo era, además, un poco impresionable —para qué negarlo— y entre las cosas que recuerdo están sobre todo las de las guerras de 2Pac y The Notorious B.I.G., que acabaron con los asesinatos de ambos, y de forma más cercana, el nacimiento como estrella mediática de 50 Cent, primero, y de The Game, después.
Estos dos raperos iban (¿van?) de gangstas, los anteriores de thugz, en general lo mismo, en particular no demasiado. El caso es que 50 Cent, el descubrimiento de Eminem, antes de lanzar su primer álbum —Get Rich or Die Tryin’ (2003)— y de meterse para el cuerpo batidos de proteínas a mansalva era más famoso por haber sobrevivido a 9 disparos de bala que por cualquier otra cosa relacionada con la música; The Game, a su vez, fue el rapero destinado, teóricamente, a usurpar el trono de rapero más malote del mundo desde el propio sello discográfico de 50 Cent —creado por Dr. Dre, el descubridor de Eminem y antiguo amigo de 2Pac—, con 5 disparos de bala tan solo y supuestamente considerado el cerebro en un intento de asesinato de Suge Knight —dueño de Death Row Records, la productora de 2Pac— durante una fiesta de Kanye West.
Aparte de que toda esta historia me sirvió para darme cuenta de que al final todo queda en familia y de que siempre hay gente que se esfuerza por tener más fama de machote que otros, también me ha convertido en una persona capaz de dar credibilidad, o al menos no negársela, a ciertas historias tal y como me las cuentan, aunque a priori todo pueda parecerse más a una leyenda que a hechos reales. Existen películas de este género con las que no necesito saber qué escenas pertenecen a la realidad y cuáles solamente están basadas en algo que al que sea le viene a bien mostrar. Esto me ocurre con Sin Ley (Lawless), la historia de tres hermanos aparentemente invencibles que se dedicaron a fabricar y vender whisky en plena Ley Seca estadounidense, durante los felices años 20 y principios de los tristes 30. En una pequeña ciudad y con el permiso del jefe local de policía, nos adentraremos en el negocio familiar e iremos conociendo a los protagonistas, de manos de uno de ellos, sin duda el menos invencible y el más imbécil, a pesar de lo que veremos a continuación.
El famoso músico, actor y escritor australiano Nick Cave, aquí en las labores de guión, parece verdaderamente atraído por la historia de los hermanos Bondurant, más incluso que el propio Matt Bondurant —descendiente y escritor de la novela de la que se extrae esta historia— o da esa impresión. Sobre todo a la hora de aportar su punto de vista, un poco chirriante en ciertos momentos en que la película no va hacia ninguna parte, salvo a glorificar a estos forajidos que se enriquecieron gracias a una ley aparentemente estúpida e inútil, pero que además se llevó a miles de espabilados y no tan espabilados por delante.
Protagonizada por Shia LaBeouf, Tom Hardy, Jason Clarke, Jessica Chastain, Guy Pearce, Mia Wasikowska y Gary Oldman, todos aportan su experiencia para convertir la película en algo suficientemente entretenido, a pesar de la simplicidad de su argumento, agradable y con ciertos toques de humor, entre tanta intriga y amenaza. De cualquier modo, sí hay algo que me molesta un poco más que saber si los hechos reales lo son, y es que Sin Ley (Lawless) podría haber sido dirigida por Marin Scorsese y convertirse en algo más dinámico y con gracia de verdad, por ejemplo. Como digo, la cinta se ve con agrado e interés, si bien nunca llegas a entender por qué tienes que sentir afecto u odio por unos personajes tan rematadamente planos como son todos los que aparecen. Lo mejor de Sin ley es su selección musical, más que recomendable, y que como no podía ser de otra manera, viene firmada y escogida por la pareja Nick Cave/Warren Ellis. Eso sí, excesivamente intrusiva en algunos momentos, de lo que culparé al director John Hillcoat y a Dylan Tichenor, el montador.
En definitiva, Sin Ley (Lawless) va sobre una banda de tipos duros que se enfrenta a tipos duros que se lavan más a menudo. Se ven los pechos de Jessica Chastain, una de las actrices mejor valoradas del momento, y todo lo que vemos está lejos de parecer trascendente o grave. Estas personas vivieron la Gran Depresión. Durante esa época se dice que hubo mucha violencia y hay más de una leyenda sobre asesinos y supervivientes, algo bastante trascendente si lo piensas y no sólo ves esta película, pero al final Snoop Dogg es el que tiene el miembro viril más largo y eso en términos de gangsterismo gana a todo lo demás.