Sesión doble: Patlabor (1989) / El viento de amnesia (1990)

Realizamos una incursión en el llamado anime en clave ‹sci-fi› con dos de esos títulos que redescubrir en el ámbito de un género ya quizá añejo pero que dejó grandes hallazgos y de la que sin duda se ha terminado por nutrir la cultura popular en sumo grado. Por un lado hablamos del film que Mamoru Oshii dedicó a Patlabor, y por el otro sobre la obra El viento de amnesia del cineasta Kazuo Yamazaki.

 

Patlabor (Mamoru Oshii)

Si en algo ha destacado a lo largo de su carrera el nombre del cineasta nipón Mamoru Oshii, ha sido sin lugar a dudas por su vinculación con el universo Ghost in the Shell, realizando la primera adaptación cinematográfica del universo de Masamune Shirow, que a la postre derivaría en, además de una segunda parte realizada por el propio Oshii, multitud de series y productos que afianzarían ese particular microcosmos ante un ‹fandom› cada vez más creciente, que llegaría a ver incluso como se realizaría un ‹live action› protagonizado por Scarlett Johansson.

No obstante, sería del todo injusto dejar el nombre de Oshii en un tenue vínculo cuando ha sido uno de esos creadores siempre enlazados al terreno ‹sci-fi›, tanto animado como en imagen real, dejando piezas de auténtico culto como Angel’s EggAvalon, o Surcadores del cielo (su, por desgracia, último largo animado hasta la fecha) y The Red Spectacles. Pero en el campo de las adaptaciones también cabe destacar una propuesta como su Patlabor, adaptación del manga de Masami Yûki que justo un año después de cobrar vida en una miniserie obra del propio Oshii, llegaría en formato largometraje en una cinta que se trenzaba de la mano del guionista Kazunori Itô, y uno de los habituales del autor de Avalon, para el que también realizaría la adaptación de la citada Ghost in the Shell, colaborando en otros tantos proyectos.

Nos situamos, dada la ocasión, en el terreno del ‹mecha›, que no sería otra cosa que aquel subgénero de ciencia-ficción definido por la presencia de robots controlados por pilotos. Patlabor se aleja, sin embargo, de esos productos arquetípicos y genéricos, y es que si a algo nos tiene acostumbrados Oshii es precisamente a dotar de una identidad propia a todo aquello en lo que interviene, y (desconociendo cuales eran los derroteros que tomaba la obra original de Yûki) desde luego estamos ante una propuesta inusual, que transita sendas extrañas, y que sin necesidad de recurrir a aquel existencialismo del que hacía gala su película más laureada hasta la fecha, sabe tejer un relato donde sí pone en liza otras cuestiones relativas a la relación del ser humano con la tecnología, conformando esos entresijos contextos mucho más sugerentes desde los que dotar al film de un revestimiento distinto.

Es, de hecho, la trama policíaca, cercana a los márgenes del thriller, que propone Oshii, aquello que permite explorar otras posibilidades, y que si bien se aleja de las constantes habituales del género, por contra dota a la cinta de un tono muy distinto, mostrando esos intereses que se sitúan alrededor de un marco donde los avances tecnológicos terminan mostrando una serie de dobleces y aristas que se desplegarán a lo largo del relato; y aunque el cineasta regresa a la esencia del ‹mecha› en un último acto del todo consecuente, Patlabor se siente una obra distintiva cuyos engranajes servirían para dotar de forma al cine de un autor sin el que sería imposible comprender algunos de los meandros que ha tomado la ‹sci-fi› en los últimos años.

Escrito por Rubén Collazos

 

El viento de amnesia (Kazuo Yamazaki)

El viento de amnesia es una obra de ciencia ficción que explora los resultados de un viento apocalíptico que borró los recuerdos de toda la humanidad, con la pérdida del lenguaje, progreso y conocimientos acumulados durante milenios. La película de Kazuo Yamazaki, basada en una novela ligera del mismo nombre de Hideyuki Kikuchi y Yoshitaka Amano, es un fascinante aporte a la efervescencia de la ciencia ficción por parte de la industria de la animación japonesa, entre los años 80 y 90. Como otras de sus contemporáneas, gira en torno a la idea de un mundo post-apocalíptico, con ecos tanto al horror recurrente por la devastación nuclear en Japón tras las bombas atómicas como a la muy influyente estética Mad Max de parajes desérticos y hostiles. Sin embargo, el mundo que se nos presenta no fue destruido ni diezmado; simplemente, la historia de la humanidad y todo su conocimiento fueron borrados.

El argumento se centra en Wataru, un joven que logró recuperar buena parte de sus conocimientos tras el desastre, y que recorre el mundo tratando de entender y, tal vez, restaurar el progreso y la civilización, con la compañía de Sophia, una misteriosa mujer que aparentemente no se vio afectada. En su camino encuentran autómatas peligrosos que ya no tienen a nadie al mando, grupos tribales hostiles que pelean y se matan entre ellos, y también los primeros signos de civilización que surgen de nuevo, con personas unidas en torno a una idea de dios o un propósito colectivo.

Las reacciones de Wataru a lo que ve, su expresión de horror frente a, por ejemplo, el concepto de sacrificios humanos a un dios, y la figura casi aleccionadora y distante de Sophia, generan aristas tan fascinantes como problemáticas en una obra de este calado. La ambición de discutir el progreso de la humanidad, inevitablemente, lleva aparejada una visión del mismo como una línea continua que resiente y mucho las buenas intenciones de la película; es decir, la cinta no discute, sino que asume las nociones de primitivismo frente a un ideal fijo de civilización. Frente a ello, sin embargo, hay un aprecio genuino por esas etapas y momentos de la historia, por darles el peso y la importancia que merecen en el recorrido que ha realizado la humanidad en su conjunto. Ambos sentimientos, el de la fascinación noble y respetuosa y el de la condescendencia de una idea de progreso autodefinida y excluyente, coexisten en El viento de amnesia y la hacen un objeto de discusión permanente durante y tras el visionado.

Hay muchas luces y sombras en la forma que tiene esta película de manejar su premisa; sin embargo, esto hace que me guste todavía más, porque me hace darle vueltas y reflexionar tanto el alcance como las limitaciones conceptuales de la misma. A esto se añade un trabajo en lo visual muy competente y un tono lírico que logra evocar sentimientos nostálgicos y un ánimo de ‹road movie› clásica muy bello; dando como resultado una obra que me atrapa, no a pesar de, sino a causa de los elementos problemáticos de su narrativa. Solo su final precipitado y su burdo tratamiento de la sexualidad y del cuerpo femenino lastran una experiencia muy rica en matices, que me atrapa más conforme más discuto y peleo con ella en mi cabeza.

Escrito por Javier Abarca

 

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