Sesión doble: La rebelión del rey Kun Fu Sun (1963) / A Chinese Odyssey Part One: Pandora’s Box (1994)

Hoy recuperamos uno de los clásicos de la literatura china con dos adaptaciones a la novela Viaje al Oeste que se le atribuye al erudito Wu Cheng’en. Para ello contamos con la versión animada La rebelión del rey Kun Fu Sun dirigida por Wan Laiming en 1963 y una de las versiones en imagen real, A Chinese Odyssey Part One: Pandora’s Box que presentó Jeff Lau en 1994.

 

La rebelión del rey Kun Fu Sun (Wan Laiming)

Producida por los hermanos Wan, padres de la animación china, y dirigida por uno de ellos, Wan Laiming, y la guionista y directora Tang Cheng, La rebelión del rey Kun Fu Sun, como se conoció en español, es una de las obras esenciales de la animación de su país. Adapta los primeros capítulos de la novela Viaje al Oeste, centrándose en el personaje de Sun Wukong, el Rey Mono, quien vive en un próspero y apacible reino. Cuando destruye por accidente su propia espada, emprende la búsqueda de un arma digna para él. Finalmente se hace con ella, pero el episodio no pasa desapercibido a los dioses del Cielo, quienes tratarán de subyugar su voluntad mediante diversas estrategias; pero la astucia y la arrogancia de Sun se vuelven imposibles de dominar incluso para ellos.

La cuestión es que Sun, siendo el protagonista, no es un personaje que pueda adscribirse a una intención narrativa concreta. Podría describirse más bien como un ser caótico y voluble, alguien con la suficiente fuerza y la integridad como para imponerse ante los demás, pero cuyas acciones obedecen a caprichos y sentimientos pasajeros. Y son esos caprichos los que enfrenta y con los que logra vencer una y otra vez a los escandalizados dioses, quienes viven una existencia de reglas y protocolos y mantienen un orden natural que la volubilidad y la cuasi omnipotencia del Rey Mono amenazan. Pese a que Sun no es probablemente un héroe, pues no persigue un propósito noble, su constante rebeldía frente a las autoridades que intentan frenarlo y el ideal de libertad que representa hacen que su perspectiva resulte la más simpática al espectador; en particular si se compara con sus enemigos y rivales, una vieja guardia rodeada de privilegios y que tratan de mantenerlos cuando aparece un agente tan impredecible como este.

Sin duda, el aspecto más llamativo de esta cinta es su presentación, tanto en los aspectos visuales como en los sonoros. La música, compuesta por piezas de orquesta clásica china, abunda en escaladas de percusión que ambientan y coreografían los movimientos de los personajes, dando la sensación de que la película no fluye como un continuo, sino como una sucesión ceremonial de secuencias. Esta presentación tan teatral, tan llena de artificio ritual, se traslada también a los otros aspectos estéticos y narrativos de la cinta. Desde el movimiento, que resulta irreal y elástico y al mismo tiempo estereotipado, permitiendo a los personajes transgredir las leyes de la física sin dejar de verse como un baile; hasta la presentación de los personajes y eventos, en particular de los diversos dioses y seres mitológicos con quienes se enfrenta el protagonista y que aparecen en pantalla de manera secuencial, para dar lugar a peleas aisladas que refuerzan lo estereotipado y artificial del ritmo narrativo.

La rebelión del rey Kun Fu Sun es sin duda una cinta visiblemente distintiva a ojos del público occidental, muy lejos de sus estándares e inspiraciones. Se trata de una obra importantísima para la industria de la animación china y aquella que le abrió las puertas al mundo. Es por ello que verla, aunque cueste en ocasiones acostumbrarse a ciertos aspectos de su presentación, resulta fascinante y muestra una forma de entender el medio que, entendiendo sus reglas básicas, se expande hacia terrenos artísticos propios.

Escrito por Javier Abarca

 

A Chinese Odyssey Part One: Pandora’s Box (Jeff Lau)

Viaje al Oeste es una historia inmensa, llena de personajes entrañables, diversidad de parajes, multitud de referencias a la religión tanto budista como taoísta y sobre todo peleas de escala colosal, porque animes ‹shonen› como Dragon Ball o Naruto cuando hacen referencia a los personajes de Viaje al Oeste (Sun Wukon/Son Goku) no lo hacen solo por una cuestión de fanatismo u homenaje, sino porque en la obra clásica ya se gestan estos combates donde los personajes reparten cientos de golpes mientras que recorren los cielos a máxima velocidad destruyendo templos, castillos y montañas. Esta introducción vale la pena ampliarla para aquel lector que desee disfrutar de la película que hoy nos atañe que es (como no podía ser de otra manera) una adaptación que representa un pequeño momento en la historia del Rey Mono; este es un filme que, sin bien se toma sus libertades con respecto a la trama, requiere cierto conocimiento previo de la obra para poder entender detalles tales como los poderes de los personajes, la relación del Rey Mono con las bestias nombradas, o incluso el porqué de determinados ‹flashbacks› del pasado.

El plantear este filme sin contextualizar el trasfondo del personaje posiblemente tiene su razón de ser en que como la historia es tan famosa en Oriente, no amerita mayor presentación para dicho público, de la misma manera que por acá en Occidente hay películas como Déjame entrar en las que no se explica que es un vampiro ni cuál es su origen o cualidades. La película es, en pocas palabras, una comedia de acción bastante cruel e incluso bizarra, con insinuaciones pervertidas que nos acercan a la perspectiva de una vida de bandidos y villanía, porque en este capítulo la mayoría de los personajes (independiente de que sean protagonistas o antagonistas) son de un bajo mundo perverso, que aunque pueda parecer ingenuo gracias a la comedia está lleno de ideales corruptos. Y es que no hay que confundirse, el Rey Mono no es un héroe ni alguien con una moral que provoque especial admiración, por el contrario es malhablado, patán, egoísta, abusivo y todos estos defectos son los que lo llevan a tener que buscar la redención a través de una nueva vida como humano, enfrentando a la vez la persecución y el estigma de su pasado que se verá reflejado en las dos diablas que lo persiguen y atormentan en este capítulo.

Quizás la mayor riqueza de esta adaptación está en la recursividad a la hora de construir los distintos efectos prácticos, como las transformaciones de las diablesas, o los impactos de las peleas que en su inverosimilitud establecen una complicidad con el espectador propicia para el distanciamiento y el humor. Y aunque no sea la obra más purista, tiene toques ‹wuxia› en sus peleas muy propios de los clásicos de acción del cine hongkonés, dotando esto de un encanto al filme que recuerda a las obras de fantasía de los ochentas perfectas para compartir en familia una tarde de domingo.

Como se puede notar por el título esta historia es apenas la primera parte de una trilogía, y la misma funciona como un abrebocas que pone a la mayoría de los personajes en situaciones aún más acuciantes que la inicial dejando así al espectador en vilo para la siguiente parte. Al final la adaptación termina por ser una valiosa carta de amor a la colosal novela que permite revivir la esencia de sus inmortales personajes.

Escrito por Nelson Samuel Galvis Torres

 

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