Sesión doble: El hombre rata (1988) / The Rat Savior (1976)

La rata, ese temible roedor, llega a la sesión doble en un 2×1 de lo más extraño: por un lado la «trash» El hombre rata, que dirigía Giuliano Carnimeo a finales de los 80, y por otro una curiosidad del cine yugoslavo en The Rat Savior (Izbavitelj), una de las incursiones en el cine de género de un cineasta no demasiado conocido fuera de su país, Krsto Papic.

 

El hombre rata (Giuliano Carnimeo)

El hombre rata

Las presuntas cualidades de una película como El hombre rata residen básicamente en que no engaña a nadie; desde el minuto uno nos muestra su condición de exploitation (tías buenas + terror de todo a un euro), de serie Z, cine basura para extravagantes o frikis de primera generación.

Realizada por Giuliano Carnimeo —Anthony Ascot pá los amigos—, un especialista del género, responsable de los “mejores” films de Sartana protagonizados por Gianni Garko y también de westerns humorísticos y surrealistas al estilo Le llamaban Trinidad, pero también de comedias picantes al estilo Edwige Fenech con/sin Edwige Fenech (aunque siempre con los comediantes habituales: Lino Banfi, Alvaro Vitali, Mario Carotenuto o Renzo Montagnani) o al servicio del inefable Lando Buzzanca, sólo abordo el cine de terror de manera puntual. Los que fuimos adolescentes en los 80, recordamos con complaciente nostalgia films de barrio realizados por Carnimeo como El Exterminador de la carretera, un Mad Max para pobres, o cine de pipas como Y le llamaban el Halcón, Y ahora le llaman Aleluya o el mítico Buen funeral… paga Sartana.

El hombre rata (Quella villa in fondo al parco, 1988), conocida también como Ratman y Horror House, parte de un planteamiento típico del cine italiano de terror y visceras ochentero, una mujer que busca a su hermana desaparecida en compañía de un macho que la protege y auxilia. No oculta tampoco su homenaje al clásico de H. G. Wells, La isla del Doctor Moreau, llevada al cine en múltiples ocasiones, aunque se trata en esta ocasión de un Doctor pobre y sin demasiado recursos, sin subvenciones gubernamentales, que no obstante desea que le den el Nobel por su gran logro: la hibridación entre un simio y un roedor, que da a lugar a un “bicho” agresivo y siempre hambriento, sobre todo de las turgentes carnes de bellas mozas italianas.

Como en esa epoca no existían los efectos de ordenador ni tampoco tenían dinero para un animatronic, el papel de el hombre rata lo “interpreta” Nelson de la Rosa, un hombre que medía menos de 60 cm, al que le pintan la cara de morado, le colocan unos colmillos de los chinos y un peinado espantoso. El resultado es aterrador… y divertido. El resto de actores y actrices eran habituales del género, en films de Lenzi (Comidos Vivos) o Fulci (El más allá, Miedo en la ciudad de los muertos vivientes) y cumplen sin más su labor de comparsas en una historia imposible.

El argumento que sirve de hilación a los diferentes ataques o intervenciones del “hombre rata” es muy débil, pobre y repleto de fallos e incoherencias. Sin embargo, las situaciones más o menos terroríficas protagonizadas por el “bicho” y sus víctimas sí están bastante bien resueltas, habida cuenta la falta de presupuesto más que evidente del film: música machachona de Casiotone, escenas oscuras, montaje sincopado de los ojos, colmillos o garras del bicho, y “sustos” más o menos inesperados: uno nunca sabe por donde va aparecer la criatura y siempre lo hace en el lugar más insospechado (la taza de un water, un armario, dentro de un bolso).

Lo dicho: un simpático entretenimiento que no engaña a nadie.

Escrito por Joseph B. Macgregor

 

IzbaviteljThe Rat Savior (Krsto Papic)

The Rat Savior

Las palabras terror y roedores suelen estar asociadas con películas más bien «trash», gamberras y desenfadadas, impregnadas a partes iguales con toques de gore, humor negro y un estimulante erotismo. Dicha vinculación la creía irrefutable hasta que he visualizado este clásico del cine yugoslavo que es Izbavitelj (The Rat Savior), película que tuvo el honor de inaugurar el palmarés del mítico y moribundo festival de cine Fantasporto en el año 1982 (primer año en el que se adjudicaron premios a las películas en concurso en el certamen portugués). Y es que esta espectacular pieza de cine de la extinta Yugoslavia dirigida por el croata Krsto Papic —emblema del cine de autor croata que cuenta en su haber con títulos tan intimistas como la aclamada El secreto de Tesla—, está considerada por la crítica especializada de los Balcanes como una de las mejores películas de la historia de Croacia. Todo ello denota pues que Izbavitelj es una película de terror —más bien de ciencia ficción— diferente, sustentada en los silencios, la sugerencia y en la narrativa literaria de la que se nutre el film (la cinta es una adaptación de una novela escrita por el literato neorromántico ruso Aleksandr Grin).

Un punto muy llamativo del film consiste en su apuesta por adoptar la forma de un relato fantástico de tono romántico y oscuro, pintando una atmósfera urbana opresora de espacios y tiempos muy semejantes a las primerizas obras de Andrzej Zulawski, adornada con planos de calles desangeladas y solitarias que lograrán acrecentar la sensación de agonía y amenaza que se cierne sobre los escenarios en los que discurre la trama. A pesar de ciertas licencias de expresión como el uso de ese zoom setentero y alguna escena de sexo gratuita que desentona bastante con el estilo reflexivo que impera a lo largo del metraje, el hipnótico embalaje visual y novelesco que desprende la película en sus escasos 70 minutos de duración no se verá dañado.

La trama se centra en Ivan, un escritor sin fortuna que malvive en las enigmáticas calles de Zagreb. Durante la celebración de una feria, el novelista conocerá a una joven de la que se enamorará. Sin embargo, durante la noche Ivan se verá obligado a dormir en el banco de un parque, del que será desalojado por un guardia nocturno que le aconsejará pernoctar en un extraño edificio en las afueras. En las cloacas del edificio, Ivan descubrirá una reunión en la que se está celebrando una especie de festín sexual por parte de unos intrigantes personajes que parecen estar maquinando un plan para conquistar el mundo. Estos personajes son realmente unos mutantes que han adoptado una apariencia humana desde su originaria existencia como ratas. Con la ayuda del padre de su enamorada, un científico que está investigando el desarrollo de un raticida con el que combatir a esta nueva especie, y el descubrimiento de un libro que detalla la existencia de una raza de ratas inteligentes que ansían conquistar el mundo, el novelista intentará detener a estos seres de ultratumba con apariencia humana.

Krsto Papic demuestra su talento narrativo gracias a tres premisas: su apuesta por la insinuación en detrimento de los efectos más grotescos típicos del cine de terror de los setenta —recurso que adivino que el croata tuvo que emplear debido a la carencia de medios presupuestarios—; en segundo lugar su arriesgada ambigüedad moral que lanza una crítica al carácter mezquino de esos gobernantes y empresarios que oprimen a la confiada población ligándolos con esos seres que habitan en las alcantarillas entre mierda y suciedad amenazando la paz ciudadana —símil de esos devoradores de libertades que fundamentan sus órdenes en el miedo y el arrebato de la libertad individual—; y finalmente su propuesta de hilar su epopeya como si fuera una pesadilla en la que la que no sabremos si lo que hemos contemplado ha acontecido realmente o es fruto de la imaginación de esos embaucadores retóricos que son los novelistas.

Escrito por Rubén Redondo

 

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