En Cuba, se conoce como “período especial” los años que siguieron a la caída de la Unión Soviética, allá por principios de los 90 del siglo pasado. La falta de apoyo ruso ocasionó en la isla una gran escasez de petróleo y productos básicos, lo que generó una crisis económica que duró prácticamente una década.
Situada en aquellos años convulsos, Sergio & Serguéi es una fábula amable sobre las dificultades que aparecieron en la isla durante aquellos años y la capacidad de los cubanos para adaptarse a ellas. Dirigida por Ernesto Daranas (Conducta, Los dioses rotos), la película narra la historia de Sergio, un profesor radioaficionado que contacta por casualidad con Serguéi, el último cosmonauta soviético en la Estación Espacial Internacional. A través de las ondas y largas conversaciones, los dos hombres comparten problemas y se apoyan en momentos de incerteza compartida.
Si bien es cierto que cuenta con una premisa original, Sergio & Serguéi paga muy cara su total convencionalidad dramática, al verse obligada a incluir varias tramas secundarias que completen sus 90 minutos de metraje. Aunque estas tramas traten problemas complejos presentes en Cuba desde entonces (la escasez, la burocracia, el deseo de salir de la isla…), el tono con el que se tratan no pasa del mero apunte, de un acercamiento anecdótico, lo que provoca una constante caricaturización. La historia de Sergio & Serguéi parece querer ser una muestra de cine popular sin demasiadas pretensiones, un entretenimiento que reflexione sobre una época difícil con un tono amable y conciliador, sin evitar por ello una suave crítica al gobierno cubano. Si ese es su objetivo, lo consigue sólo en ocasiones; quizás únicamente en sus momentos más emotivos, en los que la voz se convierte en un vehículo de unión entre dos realidades —las de los dos protagonistas— tan alejadas en lo espacial como cercanas en lo emocional.
Pero Sergio & Serguéi es también una retahíla de motivos, coletillas y chascarrillos excesivamente presentes tanto en el cine comercial como en esas comedias algo rancias que pueblan la parrilla televisiva española. Sin apenas rodaje en exteriores reales, y con una puesta en escena completamente servil a la acción que se desarrolla, la falta de presupuesto queda expuesta en demasiadas ocasiones, dando al film un cierto aire amateur que no le beneficia.
Tampoco ayudan a la obra la falta de altura de algunas interpretaciones, o una construcción de personajes que convierte a algunos de ellos en simples bufones sin ningún tipo de riqueza. En un momento de la película, ya hacia el final, se atisba un intento de realizar algo cercano al realismo mágico. Aunque ese momento resulte un tanto paródico, es interesante pensar cómo habría resultado la película de haber buscado hasta el final ese tono, de haber explorado el riesgo y no la fórmula. Quizás entonces hablaríamos de una película situada en una galaxia diferente.