Seguimos con la cuenta atrás para asistir al Sarajevo Film Festival, que tendrá lugar entre los días 12 y 20 de Agosto. Bueno, realmente el día 12 sólo se proyecta la película inaugural, se recoge la acreditación y poco más, el resto del día se pasa caminando por Baščaršijska, el barrio turco y conociendo gente en el albergue anti-fascista de Sarajevo. Realmente es un albergue normal cuyo precio es bastante asequible, 7 euros la noche y de todas formas no son muchos los que se fijan en los retratos de los partisanos o del Mariscal Tito que adornan el salón.
El casco antiguo de Sarajevo es una burbuja de turistas y tiendas de souvenirs, donde destaca la extraña recuperación que ha sucedido recientemente sobre Vučko, la mascota de los juegos olímpicos de invierno del 84. El albergue está en pleno centro. Con esto quiero decir que estaré dos semanas viviendo una realidad alternativa a la Sarajevo real. Poco os puedo hablar de la auténtica capital bosnia, una ciudad relativamente pequeña en número de habitantes, pero gigantesca y laberíntica si te pasas el día caminando o tomando el tranvía.
Sarajevo es una ciudad segura. El centro lo es, a pesar de que he tenido un par de malas experiencias caminando por la noche, pero en general, es tan segura como cualquier otra ciudad europea (para un turista, posiblemente más segura que Barcelona, por ejemplo, donde ya hay una web donde los turistas cuelgan su experiencia en la ciudad condal al ser robados). Y con mucha marcha, aunque en la mayoría de los casos no es la marcha que me va a mi, pero tiene varios lugares escondidos cerca del centro que son una pasada.
Bueno, Sarajevo se vuelca completamente en su festival. A tope. El ambiente es lo que hace que sea uno de los mejores festivales europeos. Su ambiente y su programación, que intenta aunar los éxitos de festivales pasados (Cannes o Berlín, por ejemplo) junto con lo mejor de la región y otros proyectos no tan galardonados. Este año los rumanos vienen pisando fuerte, con hasta cuatro películas y de algunos de los cineastas más molones de la última década. Tiene toda la pinta que van a arrasar. Por otro lado el cine latinoamericano lleva varios años asentado y mimado en el certamen. Y como dije antes, el cine de la zona sureste europea tiene un lugar privilegiado en Sarajevo, lo que quiere decir que siempre hay una joyita turca, griega o rumana, sin contar al cine de los países que formaron Yugoslavia.
Ya hablamos anteriormente de algunas secciones y ahora vamos a proseguir el recorrido de lo que nos espera en Sarajevo.
Competición documentales
EL cineasta serbio Ognjen Glavonić nos trae un documental sobre una fosa común a las afueras de Belgrado y la historia detrás de ella usando sobre todo voces en off en lo que ha sido considerado la versión serbia de Shoah (Claude Lanzmann, 1985). Ignoro hasta que punto esto es cierto, pero tras su paso por el Atlantida Film Festival y las buenas sensaciones que ha dejado, hay muchas ganas de ver Depth Two, en su título internacional.
Algo está pasando en Hungría. Llevamos unos años viendo desfilar por Sarajevo una serie de películas y documentales muy críticos con la situación política y social en el país. Visto lo visto, se trata de una élite intelectual y artística despreciada en su patria y, en ocasiones, tachada de anti-patriótica en su visión negativa de la deriva autoritaria del gobierno o su racismo hacia las minorías, gitanos, musulmanes y judíos, por este orden, o por contar las desigualdades del país magiar. HBO Europe y la cineasta Klara Trencsenyi nos cuentan en Train to Adulthood de la historia de tres jóvenes que tienen que dar el paso a la edad adulta mientras trabajan en las vías ferroviarias.
Monica Lazurean-Gorgan es una de las productoras más interesantes de la cinematografía actual, donde destacan sus trabajos como Chuck Norris Vs Communism (crítica aquí). Ahora se pone detrás de las cámaras en A Mere Breath en una cinta de la que apenas he encontrado información, pero su sola presencia ya justifica mi interés en su nuevo trabajo.
Seguimos con los rumanos que están on fire en Sarajevo. Alexandru Belc trae a la capital bosnia la lucha por uno de los últimos cines de antaño por seguir en pie en una mirada que ha sido descrita (por un tal anonymous en IMDB, del que dicen que tampoco deberíamos fiarnos mucho) como una lucha quijotesca. La premisa de Cinema, mon amour puede parecer bastante cliché, pero ha sido bien recibida por un puñado de festivales, por lo que está en mi punto de mira.
¿Pero qué sería de Sarajevo sin una cinta griega sobre la crisis y con una mirada radical? Seguramente sería un festival igual de bueno, pero un servidor es feliz de ver ciertos patrones que se repiten y son esperados, algo así como la peli anual de Miike en Sitges; una vez que un festival cobra vida puede incorporar lo que quiera, pero se le exige que respete su ADN. Next stop: Utopia habla de la enésima empresa griega que quiebra, pero cuyos trabajadores deciden apropiarse de ella y ponerla en marcha por su cuenta y con reglas nuevas. Lo dicho, la peli combativa griega de todos los años.
Hablando de tradiciones, hace unos años parecía que Sarajevo iba a ser el escaparate de una filmografía que estaba eclosionando y llegando por la puerta grande en la mayoría de los festivales europeos; el cine georgiano. Los críticos lo flipamos mucho, pero el número menguante de cintas georgianas que desde entonces han aparecido no nos ha dado la razón a los que gritábamos histéricos que su cine era chupi guay. Da igual, a Sarajevo siguen llegando, como es el caso de The Dazzling Light of Sunset. Es bueno introducirte en una sala sin referentes motivado por tu intuición. También puede ser un desastre, pero oye, ya que grité a los cuatro vientos lo fantástico que era el cine georgiano tendré que ir, ¿no?
¿Hay algo mejor en este mundo que un reencuentro fortuito con una persona a la que se le tiene cariño? Sin duda, pero también mola. En menos de un mes me reencuentro con una actriz a la que he ido siguiendo la pista por los festivales a los que he asistido en la última década. Hablo de la actriz búlgara (y ahora directora) Vesela Kazakova, que ha protagonizado algunas de las mejores cintas búlgaras que he visto, aunque admito que no han sido muchas. The Beast of Still Alive está co-dirigida por ella y Mina Mileva, una reconocida animadora. Lo poco que he podido ver muestra a Mikey Mouse de la mano de Lenin y Jesús (el de la cruz), en un montaje pintoresco y lleno de color. Vamos, que hay ganazas.
Otras cintas de la sección son la turca Genç pehlivanlar, la bosnia Korida sobre un combate de toros si he entendido bien, la serbia Wall of the Death, and All That o Four Passports de Mihajlo Jevtić. También participaran varios mediometrajes y cortos, casi todos de algún país balcánico.
En fin. Sarajevo es un lugar donde el cine documental tiene su hueco asegurado. No habría que olvidar al respecto que Sarajevo siempre tuvo una tradición documentalista y algunos de sus cineastas más reconocidos comenzaron en el cine haciendo documentales.
Esto es todo por ahora. Próximamente más información sobre Sarajevo, su festival y las secciones.