Nagisa Ōshima tuvo la ocasión de darse a conocer por, lamentablemente, motivos que atañen más a una polémica que no debiera existir entorno a su film El imperio de los sentidos (que, de hecho, tuvo que ser terminada en Francia debido a algunas de sus fuertes escenas), e incluso fue nombrado Mejor director en Cannes por su siguiente trabajo, El imperio de la pasión, hecho que le llevaría a trabajar incluso con intérpretes más internacionales como David Bowie, Charlotte Rampling o Jack Thompson en sus siguientes films, su carrera se extiende mucho más allá con títulos tan interesantes como Violencia a pleno sol o El ahorcamiento, a los que quizá nunca se ha prestado la debida atención.
A la edad de 81 años, y debido a una neumonía, ha fallecido precisamente hoy este cineasta del que, paradójicamente, se iba a celebrar una retrospectiva en la próxima edición del Festival de San Sebastián. Así, nos deja uno de esos talentos que recorrieron oriente y pese a no llegar a tener el renombre de los grandes cineastas nipones, sin duda ha dejado su huella en el arte cinematográfico. Una huella cuyo último testimonio fue la cinta Gohatto, y que ya permanecerá imborrable por méritos que lo llevan más allá de controversia que algún día pudiera generar una obra suya. Descanse en paz.
Larga vida a la nueva carne.