El cine de Hong Sang-soo da la sensación de estar plagado de casualidades, pero en realidad todo está medido al milímetro. En la película que le dio el salto internacional necesario, titulada En otro país, utilizaba a la gran Isabelle Huppert y el color de sus vestidos para narrar tres historias diferentes con los mismos personajes excepto el de la actriz. Allí ya describía con precisión las relaciones que surgen de los encuentros azarosos, especialmente cuando en ellos interviene la clásica introversión de los nativos del lejano oriente. Una vez ideado lo que quiere contar y, acompañado de una buena fotografía, el director coreano juega entonces con los elementos técnicos, haciendo zooms para resaltar a los protagonistas de la escena cuando la situación así lo requiere o barriendo la cámara para un lado si lo importante está en otra zona.
Todo esto lo vuelve a poner en práctica en su última película. Right Now, Wrong Then, ganadora en el pasado Festival de Locarno, describe el encuentro de un director de cine y una joven pintora amateur en una especie de lugar de meditación con diseño de la época feudal. Aunque la timidez está presente en ambos personajes, es el hombre quien ostenta la voz cantante, dirigiendo los designios de lo que será un día juntos. Pero la cosa no acaba ahí, ya que Sang-soo le da otra vuelta de tuerca a la historia exprimiéndola desde una segunda perspectiva donde, como bien reza el título, pretende que los protagonistas corrijan su personalidad.
En Right Now, Wrong Then, la pericia del cineasta coreano a niveles de escritura cobra aún más relevancia, puesto que son pocas las escenas y muchos los diálogos que la película tiene que afrontar. Pero la gran mayoría se resuelven de una forma tan pura, tan íntima, tan agradable y a la vez tan sumamente acorde a lo que pasaría en la realidad que el tiempo parece que pasa rápidamente aunque Sang-soo deje la cámara posada en el mismo lugar durante varios minutos. Cada uno de los protagonistas atrapa por sí mismo. Sólo conocemos su historia por lo que ellos nos cuentan sin saber si esta es verdad o mentira, pero la habilidad del coreano (y, por supuesto, las interpretaciones de Kim Min-hee y un genial Jeong Jae-yeong) para no resultar cargante es decisiva a la hora de lograr credibilidad.
La tarea de recontar la historia tampoco parece ser problema para el director, que recicla los elementos justos para que se asiente sobre las mismas bases que su precedente sin perder agilidad. Esto se demuestra en realizar no pocos cambios en el escenario (tanto por la presencia/ausencia de objetos o personajes como por la propia posición de la cámara) que apacigüan al espectador cuando este comienza a preguntarse si le van a dar la brasa con el mismo asunto. Y, aunque es inevitable que exista cierta fatiga en el relato, la verdad es que Sang-soo sortea muy bien la situación. No en vano, algunos diríamos que la película se acaba en un momento tan genial que deja ganas de más, pero lo cierto es que el cineasta mide demasiado bien los tempos como para alargar innecesariamente una historia.
Así de recomendable es Right Now, Wrong Then, una cinta cuyo magnetismo no se basa sólo en los devenires románticos de una improvisada pareja, sino la belleza narrativa de Hong Sang-soo al mostrarlo en pantalla. Una obra tan fácil de digerir como difícil de analizar por completo, con un estilo muy definido pero que al mismo tiempo invita a aquellos nuevos espectadores que deseen unirse al lirismo del coreano. Una estupenda película que sabe hacernos sentir y meditar, dos factores muy importantes en el cine y que, por suerte, en determinados films consiguen ir de la mano.