El cine turco también es esto. Sí, decimos también porque con los triunfos de, por ejemplo Winter Sleep, o bién la resonancia de directores como Fatih Akin, uno puede llegar a la conclusión de que Turquía es uno de esos países de cine de autor, de producción escasa pero de ‹qualité›. Remake, Remix, Rip-off viene a demostrar que al menos durante una época no muy lejana eso no sólo no fue así, sino que el paradigma, la normalidad, era la contraria.
Porque lo que prueba este documental es que si algo caracterizaba el cine turco era el amor por lo masivo, por la cadena de montaje, por la profusión sin límites a la hora de realizar productos que podríamos denominar sin tapujos cine popular. Una denominación esta que sorprendentemente ha adoptado matices negativos, asociados a otros términos como rancio, caspa, etc. Lejos de esta denigración gratuïta, Remake, Remix, Rip-off viene a ser un alegato en favor de este tipo de producciones, una defensa, no obstante no basada en el elogio gratuito, sino en la exposición factual, tomando una perspectiva cercana, cariñosa pero sin renunciar a mostrar los aspectos más oscuros que envolvían a estas películas.
Pero, ¿de qué habla exactamente este documental? Pues básicamente de cine, de un tipo de cine concreto basado en la copia de productos americanos, de explotarlos, mezclarlos y rehacerlos a la turca, como las “suecadas” de Rebobine, por favor, pero en el mundo real. Mediante el formato clásico de entrevista-imagen ilustrativa se hace un recorrido histórico que nos permite ver tanto a protagonistas, como directores hablando de sus motivaciones, problemas y “éxitos”. Un recorrido este que se divide aproximadamente en dos bloques, uno de cariz más humorístico (quizás involuntario) al reflejar las auténticas bizarradas que se suceden en pantalla y otro más grave, en el que se pasa lista a toda la retahíla de problemas (censura, huelgas, imposiciones del estado, escasos medios) que finalmente acabaron por finiquitar esta forma de hacer cine.
Sí, decíamos que estamos ante un documental que habla de cine, o concretamente del incondicional amor de unos “locos” por todo lo que supone hacer películas. Gente que se revela como honesta, que no cree estar haciendo algo “grande”, ni filmando obras maestras, pero sí tienen claro que están cumpliendo una función necesaria, que no es otra que contentar una demanda popular, hacer feliz a un montón de personas desde la modestia. Porque, y aquí radica el quid de la cuestión, en Remake, Remix, Rip-off lo que contemplamos no es tanto un documental sobre la ‹turkxploitation›, sino sobre un país, su desarrollo, sus inquietudes.
Según algunos de los protagonistas del film sus películas eran para un público, familiar, rural. Una manera eufemística de decir que su público (los comentarios sobre el público femenino son de traca) era básicamente analfabeto. Algo cruel sin duda, pero que permite establecer la evolución clara de la sociedad turca durante el siglo XX a través de como van variando sus gustos, sus demandas. En cierto modo, y por cruel que parezca, o por mucho que haya una nueva corriente crítica reivindicativa de estos productos (un tanto patillera y deudora de un Tarintinismo mal entendido), el ocaso de esta manera de filmar tiene mucho que ver con el progreso social, con una cierta culturización, o al menos exigencia en lo que se va a ver. No sabemos a ciencia cierta si eso es positivo o no a nivel cinematográfico, lo que sí nos queda, eso sí, es el reconocimiento a unos cineastas cuyo romanticismo y sentido del humor los eleva muy por encima de su dudoso talento.