La cineasta danesa de ascendencia egipcia May el-Toukhy construye con su última película, Reina de Corazones —Dronningen en su versión original danesa—, un relato tomando como punto de partida al personaje antagonista del cuento Alicia en el país de las Maravillas.
Seguimos a Annie, una exitosa abogada especializada en casos de abusos y violencia contra la mujer, ya en sus cuarenta y saboreando una vida burguesa donde todo parece esplendido y con el buen gusto que se le presupone a una persona de su posición, con sus dos encantadoras hijas gemelas, su guapo y preocupado marido y una sensibilidad exquisita por la justicia y todo eso. De pronto, de la nada, aparece el hijo de su marido fruto de una relación anterior y entre ellos habrá algo más que una cordial relación.
Comentaba la directora que construía la obra a partir de la idea de todas las mentiras que se esconden en cualquier familia y trabajan además con la idea preconcebida que una relación entre una mujer adulta y un adolescente siempre será vista de manera más condescendiente, o incluso romántica, que entre una adolescente y un hombre maduro. Con estos mimbres, terminan de dar forma a la historia, deteniendo la mirada especialmente en esa protagonista, Annie, una depredadora sexual que es quien inicia y quien dirige no sólo la acción en una primera mitad de la obra, sino quien dirige la relación que se establece entre su hijastro y ella.
La propia figura de Annie está construida con varias capas y es difícil discernir cual de los diferentes rostros que muestra es el auténtico, aunque la conclusión que desde la dirección se termina sacando de ella es que en su interior viven esa mujer capaz de todo para salirse con la suya, incluso aprovecharse de lo aprendido defendiendo a víctimas de asaltos sexuales, así como una madre modelo para sus hijas.
Lo que eleva la cinta ante una sensación de ya visto que recorre durante buena parte del relato no es un punto de inflexión en el guión escrito por May y su coguionista, sino la sensación de opresión que comienza a carcomer la obra desde entonces, creando una atmósfera irrespirable mientras Annie se defiende con uñas y dientes e intenta dar la vuelta a la situación mostrando lo peor que lleva dentro para volverse contra las acusaciones a las que comienza hacer frente. Si la actriz Trine Dyrholm está enorme y se mueve creando su tela de araña como la reina de función, no se queda lejos la replica, por lo que se vislumbra al final, de su compañero Magnus Krepper, quien hace de ese fiel y simpático marido que desea por todos los medios dejarse engatusar para no enfrentarse a la verdad, siendo tanto víctima como cómplice necesario para lo que ocurre.
Reina de Corazones es una obra que narrativamente pareciera en su tramo inicial que va a hablar de un romance entre una mujer madura, burguesa y aburrida de la vida cotidiana, y un chico rebelde que llega dispuesto a trastocar la vida de la encantadora familia que le da cobijo, pero a mitad de trayecto uno descubre que todo estaba preparándose a fuego lento para el camino que eligen sus responsables, creando una villana maravillosa en la figura de Annie, de las que no se olvidan.