Hay varios motivos por los que a priori acercarse a la presente cinta. El cineasta Rosa Von Praunheim (sí, es un tío. Es lo que tienen los nombres germanos. Por eso perdieron la II Guerra Mundial. Aunque él nació en Letonia, pero bueno) es uno de esos jóvenes directores que en la década de los 60 renovaron la filmografía germana con la Nueva ola alemana. La ruptura con el cine que se hacía hasta entonces en la República Federal Alemana fue significativa en fondo y en forma. En concreto, Rosa se dio a conocer por sus cortometrajes y documentales de temática homosexual, pero nunca acabó encasillado tras más de 70 proyectos de diferente índole, incluyendo filmes para la televisión pública alemana.
Por otro lado, tenemos a Ralf König, uno de esos tipos que comenzaron en el cómic ‹underground› europeo en los 80 y consiguió hacerse un hueco bastante importante, sobre todo con su particular visión del mundo homosexual, con sus exageraciones y humor negro y también unas malas pulgas para con la sociedad que le ha tocado vivir.
Es por ello que uniendo a estas dos personas uno espera una propuesta algo diferente. Desde el principio queda claro que esto no va a ser así.
Un admirador de Ralf va a visitarlo mientras le sigue una cámara y una vez dentro de su casa, volvemos la mirada atrás para desentrañar la vida y obra de Ralf König desde el inicio hasta el presente, salteando las imágenes con una presentación de su obra ante un auditorio donde observamos sus tiras cómicas acompañadas de la voz de su autor que va poniendo alma a los personajes que aparecen. A la vez el relato es salpicado de momentos entre Ralf y alguna gente significativa de su vida y de imágenes de archivo. Todo forma un ‹collage› para completar la visión que se hace del rey de los cómics.
¿Y cómo son los dibujitos esos que hace el tal Ralf König?
Los dibujos del autor de El Condón Asesino (llevado a la gran pantalla en 1996) giran en torno al mundo gay, incluyendo el puñado de obras donde sus protagonistas eran heterosexuales. Unos dibujos mordaces y divertidos, críticos y sí, aunque no falta el sexo explícito, que es algo que siempre se ha dicho de su obra, tanto para criticarlo como para venderlo mejor, tampoco está huérfano de momentos de cariño o incluso dramáticos. Una vez más, destaca la mirada que se le ha sacado a tan peculiar visión del mundo. Y es que, como se dice en el documental, la adaptación de El hombre deseado (Sönke Wortmann, 1994) fue bastante polémico, ya que sí es cierto que los personajes del autor suelen ser exageraciones, se decidió otorgarle dicha exageración sólo a los gais y lesbianas que pueblan la cinta, nunca a los otros, que acaban siendo “los normales”.
Por todo lo dicho anteriormente decepciona y cansa la forma de enfocar el documental, acabando por ser irónicamente harto convencional y conservador ante los tipos que están detrás y delante de la cámara, conocidos por sus locuras creativas y propensos a romper barreras (aunque aceptamos que el realizador lleva años siendo mucho más apegado a las reglas, cierto).
Como documento de la vida de uno de los autores de cómics más importante de Europa (gay o no, sus dibujos con su humor están ahí para todos) es correcto. Estrictamente correcto. No hay nada más por donde cogerlo, aunque queda claro que su única propuesta es dar a conocer al creador de Lisístrata (catastróficamente adaptado en el 2002 con Maribel Verdú como protagonista) y que la gente se anime a comprar algún cómic. Cumple y no aburre.