La Rubia está alerta.
Una mujer, complacida por su propio éxito, convence a su psicoanalista de ser una persona nueva y segura que lleva la vida que realmente desea. Camina con aire triunfal, está segura de su trabajo, su atuendo, su pareja… ¿decía pareja? ¿ese al que abofetea en la oficina? Una buena excusa para destruir el escenario y crear uno nuevo, es hora de comenzar con el Cluedo.
Marc Fitoussi confía de nuevo en la polifacética Sandrine Kiberlain para convertir de un modo totalmente cómico a la chica que trabaja en una revista de sucesos en detective sin lupa en medio de una comedia romántica. Un poco de todo aderezado con el toque “a la francesa”. Ligera, ingeniosa y ágil, son los potenciales atributos que visten a la actriz, porque la película es sencilla y entretenida, una especie de paso hacia un cómic de inspectores torpes que ven culpables por todas partes.
Como excusa para ese cambio de escenario está el ex abofeteado y unas improvisadas vacaciones en la costa italiana junto a su hermana actriz y su callado cuñado. Un montón de caracteres pintorescos y tópicos se cruzan en su camino para allanar el espectáculo a la rubia espigada que habla por los codos. Pasamos del amargo trago de escuchar a los demás cómo compadecen tu pérdida en el último lugar donde esperabas encontrar ese incordio a un atisbo de luz al aparecer un tema con el que olvidar los problemas propios. La existencia de un asesino en serie y la desaparición de una compañera de hotel sirven para sumar dos y dos, aunque ella sea la única interesada. Comienza así una amistad con un italiano (que el tópico no se aleje de la realidad) que trabaja en el hotel y sus pesquisas la transportan a insólitos callejones sin salida.
La feminidad es una de las aliadas del relato, no porque sea una moneda de cambio para conseguir ahondar en sus investigaciones, es más bien por el modo de tratar el film, es Pauline la detective, es una mujer sin artificios y es lo que se vende en ella, incluido algún acto de torpeza bien resuelto por ser una mujer de recursos. Tiene un atractivo innegable en su forma de actuar, aunque sea una mujer de treinta-y-largos que no despierte a simple vista los instintos de los demás.
Se deforma un poco esta actividad detectivesca cuando el chico del bañador minúsculo empieza a ver con otros ojos a Pauline y todo coge cierto halo de amorosidad, pero al fin y al cabo, no es un tema innecesario, ya que no podemos olvidar que ella está allí de rebote por rechazo sentimental, y un tira y afloja con un hombre es una ayuda extra para la evasión de su realidad. Todos los papeles secundarios incitan a crear un agujero más hondo en su pequeña investigación, y aunque son historias conocidas, no molestan y ofrecen cierta elasticidad para que todo suceda más rápido y engrasado.
Pauline os puede parecer obtusa y engreída, pero su naturalidad hace que gane enteros una película que sirve para destensar la evolución de los hechos, al final la intención es dar protagonismo a las neurastenias de una experta en crímenes ajenos que simplemente ve un titular donde construir una vida. Sin complejos ni complicaciones todo pasa rápido y con cierta gracia contenida. Y sí, se habla por los codos para no dejar ni un minuto a la más mínima reflexión, pero luz y color no os va a faltar en Pauline Detective, ¿no es ideal ir a un resort de vacaciones?
La rubia encuentra lo que necesita.