Aunque el universo de una de esas prácticas tan extrañas como extrapolables a la gran pantalla, el canibalismo, ya ha sido llevada al mundo cinematográfico en más de una ocasión (ha tenido lugar en cintas que nos llevan desde la mítica Holocausto caníbal o descendientes directas como el Caníbal feroz de Umberto Lenzi, hasta visiones más modernas como El canibal de Rotemburgo, basada en el caso acontecido en tierras germanas), las posibilidades no se agotan, y es que el espectro que ofrece algo que debería estar tan alejado de ese hábito como es la cocina contemporánea, en la que cada vez se pueden contemplar propuestas más bizarras, da pie a que cineastas como Óscar Rojo (entre otros, podría venirnos a la cabeza esa cinta sueca llamada American Burger) no la desestimen.
Omnívoros no juega con la probabilidad que ofrece el hecho de dejar que un suceso como que en un restaurante clandestino ofrezcan carne humana al consumidor pueda resultar una leyenda urbana, y en ese sentido se muestra claro y transparente con el espectador: no hay ocultismo tras su puesta en escena o intenciones, y de hecho su magnífico prólogo ya desvela tanto cuales son las cartas que jugará Rojo en su segundo trabajo tras Brutal Box, como hacía donde se dirigen las referencias formales del cineasta.
Ciñiéndonos a ese prólogo, que nos remite años antes al desarrollo de la acción central de la cinta, Rojo logra desentrañar una poderosa introducción que en realidad no deja de ser un pretexto para comprender la naturaleza de quien estará, más tarde, tras ese local secreto. Con ello, eso sí, desvela un estilo formal que logra condensar en apenas segundos una imponente atmósfera sin necesidad de refugiarse especialmente en la imagen o en lo que el cineasta muestra en ella (aunque sí cabe decir que uno de los planos anteriores al cierre de esa secuencia es soberbio en ese sentido), más bien centrándose en la lograda ambientación que, acompañada por una omnipresente banda sonora siempre que la acción lo requiere, funciona con la suficiente convicción.
Lo mejor de esa atmósfera, es que el autor de Brutal Box sabe como sostenerla cada vez que la situación da pie a ello, viéndose reflejada en especial cuando Rojo nos sumerge en las entrañas de ese lugar donde un singular y tosco cocinero realiza sus tareas básicas: alimentar, limpiar y matar a las víctimas del convite. En cuanto salimos de esa estancia, el cambio se refleja notoriamente en casi todas las facetas, centrándonos en la presencia de Marcos Vela, un famoso crítico culinario que iniciará, espoleado por un jugoso contrato, una investigación acerca de los restaurantes clandestinos para terminar tras la pista del local llevado por Dimas.
Aunque Rojo no aprovecha las aptitudes de un planteamiento entorno al cual quizá se podría haber conferido una mayor amplitud dramática a sus personajes (por ejemplo, más allá de la secuencia inicial, no conocemos los motivos que llevan a Dimas a perpetrar un acto tan cruel como ese; ni tampoco podemos atisbar hasta donde llega el parecer de Marcos lejos de su reacción inicial o la postura que termine tomando), sabe exactamente hacía donde se dirige con Omnívoros y, si bien los juicios morales (aunque la postura del protagonista queda escenificada sin gran dificultad) no parecen interesarle, construye un curioso vehículo que finalmente se podría enlazar con las «revenge movies» sin necesidad de recurrir a un estilo más gráfico que, no rehuyendo, sabe conjugar dentro del estilo formal de la cinta.
Puede que el hecho de no atisbarse esa capacidad dramática recaiga en el hecho de poseer un tercer acto que se resuelve con tal celeridad. No es que ello desmerezca, en absoluto, Omnívoros, pero sí resta efervescencia a un film que quizá tenía en esas reuniones clandestinas una gran baza para sumergirnos en un horror menos tangible y más irreal. Hay que agradecer, eso sí, que no tantee soluciones en terrenos más mundanos como el del gore por el gore (donde encontraríamos, por ofrecer una similitud, el Hostel de Eli Roth), y sepa resolver una de esas pequeñas curiosidades que, sin resultar una gran aportación, es de agradecer por otorgar un poco de aire al cine de género patrio, hecho difícil de concebir en nombres más allá de los conocidos, y que Rojo aporta sin aspavientos y con mucha solidez narrativa.
Larga vida a la nueva carne.
Positivo:
1. Mejor que Brutal Box, cosa que tampoco es tan difícil, pues si omnivoros parece un proyecto de final de carrera, Brutal Box parece un proyecto de final de la ESO llevada a cabo por el sobrino tonto de Chiquito de la Calzada después de haberse fumado dos porros.
2. La idea es interesante, no nueva, pero buena.
3. La peli es corta. Lo malo si breve…joroba menos.
4. Las tías están bien buenas.
5. No sé que más puedo añadir aquí, por mucho que me esfuerce. Sí, las tías están realmente buenas, están para «comérselas», aunque diciéndole al matarife que pele la silicona.
Negativo:
Madre de deu, por donde empezar, hay tanto…bueno, pues por el principio. Este critico «profesional» debe ser amiguete del cineasta o debe tener interés corporativo en promocionar esta película o el cine español en general. A mi también me hubiera gustado que la peli fuera buena, pues la idea original ciertamente lo es, pero en la transición entre idea y producto pierde tanto, que es como si alguien tuviera una idea genial para ligarse a las mujeres mas bellas, pero al ponerla en la práctica sólo consiguiera ligarse a Woody Allen (y por que a este se le olvidaron las gafas).
El principio ya es malo. La actriz que hace de madre moribunda es irrisoria. Parece que estuviera de broma. La escena del principio parece estar más añadida por un motivo formal o como excusa que como algo que funcione en la película. Hay demasiada desconexión entre ella y el resto.
Algunos actores son pasables, pero en general son malos, en particular el protagonista, que parece el robot simpático de la la guerra de las galaxias, muestra la misma emoción andando por la calle que comiendo un trozo de carne humana.
Eso sí, sliconas aparte, las actrices están rebuenas, vamos para comérselas, aunque no en sentido literal.
El problema sobre todo es el guión y la dirección. Todo es muy superficial y previsible, ademas de múltiples detalles que hacen muchas escenas no creíbles. Por ejemplo, quien se cree que alguien puede pasarse toda una comida escondiendo la comida en la servilleta, sobre todo en un escenario como ese y con un comensal que aún estaría bajo sospecha. Quien se cree que la solución de inyectar veneno de fugu a la víctima de esa cena mate a todos sin matar antes a la víctima con sus síntomas correspondientes y causar sospechas. Quien se cree que a alguien así de repente le vayan a soltar una invitación a una cena así sólo por el hecho de echarle un polvo a una y más a sabiendas de que es un investigador profesional sobre comidas (famoso crítico culinario). La venda que le ponen durante el transporte en auto cubre menos que un tanga. La editora deja 2 mensajes en el teléfono de un desconocido pidiendo que la llamen de vuelta y no deja su teléfono. El papel de el pedazo de bombón (no recuerdo el nombre) que invita al protagonista tiene 0 profundidad, no parece mas que una excusa para proporcionarle una invitación al protagonista. Igual digo del personaje de Albizu, sería un personaje de lo más interesante pero el desarrollo es 0. No hay ni siquiera crítica social o moralizante, pues la solución final de «ahora los mato a todos por malos» es sólo una salida rápida para tapar la falta de imaginación en ese punto. Parece que el objetivo de la película es simplemente conseguir que el crítico culinario coma carne humana y ver que cara se le queda. Muy mala idea, sobre todo considerando la falta de capacidad para actuar del mismo. Todo es previsible, obvio, falto de interés, las cosas ocurren así de repente y sin dificultad ni lógica, solo porque alguien lo escribió en el guión. En definitiva, buena idea pésimamente llevada a fruición
Me parece fabuloso que no te haya gustado Omnívoros, pero este crítico ni es «profesional» (más quisiera un servidor, que obtener algún beneficio de esto), ni es amigo de ningún director. Por lo menos hasta donde yo sé. ¿Interés en promocionar el cine español? Pues el justo, la verdad (de hecho, la reseña no habla de ninguna maravilla o joya que se esté perdiendo la humanidad). Más bien quien parece tener intereses ocultos es alguien que escribe con saña (y en un parrafazo) sobre una película que no molesta a nadie. Pero oiga, si llegar y arremeter contra todo bicho viviente le hace sentir a uno mejor, sírvase y siéntase a gusto.
Luke, desde luego que has desmenuzado la película desde el minuto 0. ¿Desmenuzado o mejor aniquilado?
Parece que te fuera la vida en ella. Raro ¿no? En contra de quién estás? porque lo tuyo es muy fuerte. Háztelo mirar