En 1996 la compañía discográfica El europeo música lanzó al mercado, temblorosa y con miedo, un disco que inmediatamente fue recubierto con un aureola de santidad y cuya polémica no ha hecho sino reforzar ese carácter sagrado. Omega nació de la síntesis del cantaor flamenco Enrique Morente y el grupo de rock Lagartija Nick, dando lugar a un producto experimental que, si bien fue criticado duramente por algún periodista conservador y anclado en las separaciones rígidas y estáticas en lo que a géneros musicales se refiere, terminó por erigirse como uno de los discos más emblemáticos de la reciente historia de la música española. Pasado el tiempo y tomada la distancia adecuada, bien puede decirse hoy que, si bien la rapidez extrema de la actualidad provoca que la gran mayoría de álbunes nazcan para morir en un fragmento pequeño de tiempo, Omega se encuentra en otra esfera diferente en la que tiempo y devenir no causan estragos, permaneciendo intacta y con igual valor esta obra producto de mentes elevadas.
José Sánchez-Montes y Gervasio Iglesias dirigen un documental sobre la génesis y evolución de este disco. Titulado de igual manera que el álbum al que refiere, Omega es una sucesión de declaraciones e imágenes de archivo (muchas de ellas inéditas) que dejan claro que no hubo ni un por qué ni mucho menos un para qué (tan solo había curiosidad e inquietudes) en el origen de la extravagante colaboración y su consecuente obra. Los directores del documental centran su atención en el vagar que por separado llevaban a cabo Enrique Morente y los miembros de Lagartija Nick por las calles de Granada hasta que, el destino para unos, el simple hecho de dinamitar convenciones musicales permitiendo así el flujo de estilos para otros, llevaron a que el flamenco y el grupo liderado por Antonio Arias terminaran por juntarse para comenzar a jugar con los elementos musicales propios de cada uno en una misma sala. La regla de este juego consistía en que eran Federico García Lorca y Leonard Cohen quienes debían ser tomados como base para la experimentación, cuyas letras tenían que ser versionadas. Y es que la mente activa de Enrique Morente estaba obsesionada tanto por el poeta andaluz como por el cantautor recién fallecido. En este sentido, los realizadores del documental incluyen varias apariciones tanto de Laura Lorca, sobrina del escritor, como del propio Leonard Cohen, ahondando así en las raíces culturales que sirvieron de elemento de unión y de motivación para el surgimiento del disco.
Las continuas dificultades a las que se enfrentaron Enrique Morente y Lagartija Nick, que provenían tanto de la discográfica como de los propios conflictos internos que se derivan del desgaste físico y emocional cuando se intenta llevar a cabo una empresa tan pesada, son puestos de relieve en numerosas ocasiones por los directores. Pero estas tensiones y obstáculos se diluyen en aquellas imágenes rescatadas en las que se desprende un sentimiento de lo sublime causado por el choque emocional de la mezcla entre la batería de Eric Jiménez y las palmas de Estrella Morente, entre la voz de Enrique y la guitarra de Antonio Arias. Una mezcla de aparentes opuestos que confluyen en un mismo lugar y en un mismo tiempo para lograr una síntesis que eleva la conciencia del espectador no por el mero gusto o identificación con la música, sino por la colisión que produce en la mente la percepción de la armonía entre elementos tan diversos. Así como los koanes budistas buscaban el salto de conciencia del alumno mediante cuestiones carentes de lógica, Enrique Morente y Lagartija Nick lograron ese salto mediante la mezcla hasta ese momento inverosímil de estilos musicales, diciéndonos que hay que hay que abrir caminos que estén todavía cerrados entre las artes, así como en todos los elementos de la vida. Omega se estrena con motivo del veinte aniversario de la publicación del disco y seis años después de la muerte del cantaor de Granada, mostrando que sigue siendo tan actual e imprescindible como lo fue en su momento.