No cabe duda de que Edward Munch (1893-1944) es uno de los artistas más fascinantes y singulares del Arte universal. Su expresionismo pictórico, precursor de las vanguardias, lo convierte en un hombre especialmente interesante; resulta irresistible conocer más sobre la persona que alumbró obras tan profundamente desasosegantes como El grito, Madonna, La danza de la vida, Amor y dolor o Ansiedad. Pero como sostiene Henrik M. Dahlsbakken (Possession, Cave, Going West, An affair), ni siquiera en Noruega se conoce bien al ser humano que fue. Con este propósito, en base a la investigación sobre sus cartas, su diario y otros documentos, se propuso la admirable tarea de componer un retrato sincero e inevitablemente poliédrico sobre el pintor que transmitió como ningún otro la desazón y la angustia vital de los nuevos tiempos en el contexto del advenimiento de la sociedad de masas.
En su mismo arranque, el director noruego nos anuncia sus pautas con cuatro estampas concatenadas de los 21, los 29, los 45 y los 80 años de Munch. Así es como nos va a contar la vida del pintor, que en cada etapa estará encarnado por un intérprete diferente, en un crisol de vivencias y emociones que nunca responderá a un orden cronológico con el objetivo de representar su tumultuosa complejidad. Comienza —como termina— con el anciano observando uno de sus innumerables autorretratos, encarnado por la actriz Anne Krigsvoll solventemente caracterizada, durante la ocupación alemana de Noruega. Lleva una existencia solitaria, acompañado únicamente por una fiel sirvienta y por un abogado, que tendrá que intervenir ante el interés de un general alemán por sus obras. Munch intenta quitarse importancia, pasar inadvertido, en ningún caso quiere colaborar —no podemos olvidar que años atrás en Berlín el Tercer Reich declaró su obra degenerada y la retiró—.
A sus 45 (Ola G. Furuseth), en un tormentoso blanco y negro que volverá con cada regreso a aquella crisis, escribe y bebe compulsivamente en un bar en Copenhague hasta que sufre un colapso delirante —las voces en su cabeza le acusan de haber destrozado el Arte— y es internado en un sanatorio. Seguidamente, en un nuevo cambio cromático hacia la luminosidad más ilusionante del film, presenciamos el encuentro del joven Edward (Alfred Ekker Strande) en el tren que lo lleva de vacaciones estivales a Vestfold con su primer amor, Milly Thaulow, una mujer casada. Como también las condescendientes críticas familiares por su dedicación a la pintura, o el inevitable desencuentro final con la mujer que ama. Además, Dahlsbakken hace uso de un recurso desconcertante, cuando en el color de un Berlín plomizo y nocturno, sitúa a su protagonista casi en la treintena (Mattis Herman Nyquist) en un mundo donde existen los teléfonos móviles. Allí se relaciona activamente con la comunidad artística, mientras soporta con desesperación las críticas morales a sus pinturas y el ostracismo. El tramo final del film se centra en su etapa en el sanatorio, dibujando a un hombre aquejado de un trastorno mental —posiblemente bipolaridad— que confiesa a su psiquiatra pensamientos obsesivos, como el ave rapaz que anida en su alma, o las visiones de las personas como cadáveres sin sus máscaras alegres y sonrientes. Aquí también nos regala afirmaciones que definen la misma naturaleza del artista y del impulso creativo, «El Arte nace a costa de la paz y la armonía».
En definitiva, Dahlsbakken nos ofrece un ‹biopic› alejado de la convención, que se esfuerza por innovar en su transmisión de las esencias personales del genial pintor noruego, y que en consecuencia puede ser de gran interés tanto para amantes de su obra como para recientes descubridores.
Podéis ver Munch en Filmin:
https://www.filmin.es/pelicula/munch
«El Cine es más hermoso que la vida.»
Muchas gracias por la recomendación. No conocía el biopic y tampoco la vida de este artista. Me ha entrado curiosidad por saber más de él y por ver cómo está hecho el documental
Gracias a ti por el interés y por tu comentario. Su personalidad, y su enfermedad mental están muy relacionadas con esa obra fascinante. Espeeo que lo disfrutes.Un abrazo