Mucho más que miel es un documental sobre abejas, pero no un documental cualquiera. Se trata de una película que trata el actual problema de estos delicados mensajeros del amor floral, que están dejando de existir sin motivo aparente. Es por tanto, una muestra de amor por parte del director Markus Imhoof y sobre todo una apología de la abeja y una forma de llamar la atención sobre su progresiva extinción y para hablar también sobre su relación con el ser humano. Todo interactúa y se relaciona en conjunto, como ocurre con estos animales.
Lo mejor de la película lo encontramos en sus imágenes —por extrañas— de una belleza indescriptible. Como esa secuencia inicial del nacimiento de la Reina, o aquella de la creación de la miel o del apareamiento en vuelo. Pero también de una crueldad tan real como la vida —de una abeja— misma. Incluso apreciable para aquellos que no puedan ver ninguna clase de insecto ni en pintura. A los cuales recomendaría no ver mucho más allá de la primera escena, si esta les genera aprensión.
Asistimos, a veces desde la propia experiencia del autor —expresada desde la voz en off— y otras desde el punto de vista de productores, estudiosos de las abejas o cuidadores, a los diferentes procesos que se llevan a cabo por todo el mundo con la finalidad última de obtener la miel de estas producen. Pero también para buscar respuestas y llegar a las conclusiones que expliquen por qué las abejas están desapareciendo y qué efectos maliciosos acarrearía esta situación en nuestras vidas.
Enlazando con el primer párrafo, y si lo piensas, es un poco como la parte mala de la Globalización, que con cada enfermedad de otro país nos hacemos nuestras necesidades encima de miedo, pensando en que pueda llegar a nosotros, y aparecen mosquitos que en nuestra vida habíamos visto rondar por nuestra zona. A una escala diferente, claro, pues no hay mayor parásito en esta tierra que el propio ser humano, siempre en constante aumento cuantitativo y manipulativo de los elementos.
En definitiva, Mucho más que miel es un documental que va más allá y no sólo habla de los problemas de fumigar y los fungicidas, sino que traza una línea argumental en la que nos habla de las razas de antófilos que hay, su organización, crecimiento, funcionamiento. La crueldad humana incluso de quienes más los aprecian. La alegre y triste vida de los zánganos. Las diferentes técnicas y partes de la crianza o explotación de las abejas. El estrés. El particular sonido de sus alas. Las larvas. Los parásitos, los ácaros. Las colmenas, el panal y los enjambres por los que las enfermedades se transmiten. Los productos químicos. Los medicamentos. En esencia, un mundo terrible y peligroso, aunque también esperanzador, como gusta al espectador medio… Y que da un poco de cosa.
En cualquier caso, es un documental tan contemplativo, que si el tema no te atrae demasiado, acabarás algo cansado de tanta miel y tanta abeja. Es un ejercicio didáctico transmitido con pasión alrededor de estos seres diminutos encargados de polinizar el mundo y fertilizarlo para nuestro posterior disfrute gastronómico. Una profundización del tema que va más allá de la mera fisonomía de una colmena, en conjunto, llegando a plantearse incluso la posibilidad de que globalmente las abejas en realidad tengan sentimientos, desde un punto de vista científico. Mucho más que miel es un documental nada desdeñable, pero no siempre obtiene del espectador lo que busca conseguir.
… Y la de puros que se fuma esta gente con abejas (aunque ya entiendo por qué).