Molii (2014), cortometraje francés realizado a cuatro manos por Yassine Qnia, Mourad Boudaoud, Carine May & Hakim Zouhani, resulta en conjunto como algo insuficiente o pueril. Pese a todo, recibió el Premio del Jurado en el Clermont-Ferrand International Short Film Festival.
Da la impresión que todo el argumento va encaminado simplemente a conseguir una imagen final tan impactante como divertida. Desde luego, si en la peripecia de este cuidador y vigilante de una piscina municipal existe algún tipo de mensaje o simbolismo escondido, este comentarista no la ha sabido ver. Por lo tanto, el corto funciona tan sólo como un film de acción que concluye con una última imagen hilarante.
La trama es bien sencilla: Steve debe cuidar y vigilar una piscina municipal, en sustitución de su padre pero cuando ésta se encuentra cerrada al público aparecen unos críos que se dedican a burlarse del vigilante y marearlo hasta decir basta. En su infructuoso intento por capturarlos y echarlos del local se consume la duración completa del corto que concluye sin que hayamos visto más que una serie de persecuciones, trampas o situaciones divertidas al puro estilo Solo en casa. Así que como film de acción, el corto funciona medianamente bien y resulta interesante sin más. La ambientación es correcta, así como el montaje sincopado de secuencias que se dedican a mostrar con el ritmo y agilidad adecuada los inútiles intentos del vigilante por echar a los críos, que resultan en ese sentido absolutamente escurridizos y malvados.
Teniendo en cuenta, además, que se han necesitado a cuatro personas para contar esto, finalmente la peripecia de Steve resulta algo insustancial y el corto me sabe a poco, algo que no consigue paliar la impactante imagen final, que funciona en realidad como un elaborado gag, sorprendente, pero que además no deja de ser una bobada sin fundamento.
