Intentar capturar el acercamiento de toda una generación a las relaciones amorosas y al sexo es una empresa imposible. Pero si se concentran los esfuerzos en casos particulares lo suficientemente concretos, su misma especificidad puede servir para encontrar resonancias de una realidad compleja y definida por multitud de condicionamientos individuales y sociales. En el caso del documental Mating, Lina Mannheimer proponía como punto de partida seguir a dos jóvenes durante un año elegidos a través de una convocatoria pública en un anuncio online. Dos jóvenes nacidos en los noventa que no se conocieran entre sí y estuvieran buscando tener citas activamente, permitieran grabar parte de sus vidas —por ellos mismos— y manteniendo conversaciones semanales por Skype con la directora, que nunca les conocería personalmente. Su premisa salta por los aires desde el primer momento cuando Edvin y Naomi se juntan por necesidades de producción. Lo que iba a ser un experimento de observación más genérico se transforma casi inmediatamente en un retrato de la construcción de intimidad, amistad, romance, desengaño y cómo se enfrentan a ello sus protagonistas.
El hecho de que Mannheimer se posicione en esta distancia de los sujetos que estudia —más allá de sus entrevistas por videoconferencia— permite evitar el efecto de la mediatización de su presencia o de su cámara. El dispositivo formal del film se confunde con la mediatización audiovisual y tecnológica que cualquiera de nosotros hemos asumido en nuestra cotidianidad desde hace años, con la omnipresencia de teléfonos inteligentes y la captura constante de nuestro entorno y nosotros mismos, así como del control de la imagen que proyectamos hacia los demás en los nuevos medios. Esto proporciona a sus imágenes una autenticidad que expone las contradicciones, omisiones y peculiaridades de ambos sin filtro alguno. Edvin y Naomi se graban a sí mismos juntos y por separado, pero también vemos recreaciones de sus interacciones a través del móvil o en redes sociales. Así se nos permite ser testigos y atravesar ocasionalmente las máscaras que mantienen el uno para el otro en el plano físico y también a través de las pantallas con la gestión del lenguaje y del tiempo a través de la comunicación por Internet. El uso de aplicaciones de citas y de servicios de mensajería donde las posibilidades de comunicación son abrumadoras proveen de una libertad y posibilidades ilimitadas para conectar con cualquiera, y es posible que muy profundamente y muy rápido, pero también para utilizar a los otros como un servicio bajo demanda que pueda satisfacer nuestras necesidades emocionales y sexuales sin requerir reciprocidad o compromiso real.
La naturaleza de la amistad de Edvin y Naomi evoluciona ante nuestros ojos sin abandonar nunca del todo cierta ambigüedad, pasando por distintas fases en las que los sentimientos de cada uno hacia el otro cambian, se adaptan y superan la falta de sincronía de lo que buscan en su relación. Mientras que comparten experiencias, viajan a sus respectivas ciudades para pasar tiempo juntos, se comunican en texto, imágenes y vídeo… también cambian ellos desde sus posiciones originales respecto a lo que buscan y su manera de entender el amor y el sexo. Desde la experiencia y la facilidad para engancharse a personas que no la corresponden de ella hasta la candidez y la torpeza de él al explorar y reconocer sus propios sentimientos. En cierto momento aparece un plano significativo de los padres de Edvin, un matrimonio que lleva muchos años juntos y suponemos han pasado y superado multitud de crisis y problemas apoyándose mutuamente. El contraste con Edvin y Naomi es total: ninguno de los dos en realidad parece estar dispuesto a aceptar ese nivel de responsabilidad, pero la fortaleza de su amistad es evidente con el paso de los meses. El sexo casual, las relaciones superficiales y efímeras o la excitación de la novedad de la última persona con la que han hecho ‹match› en Tinder parece el único refugio para no reconocer y valorar la verdadera dimensión e importancia de esa misma necesidad y entendimiento que se ha creado entre ellos.
Crítico y periodista cinematográfico.
Creando el podcast Manderley. Hago cosas en Lost & Found.