Recuperar viejas amistades siempre es agradable… o peligroso. Esto es lo que nos quiere contar el debutante en la dirección (y de paso guion) Cory Finley con su película Thoroughbreds que cuenta entre sus protagonistas Anya Taylor-Joy (la maravillosa joven de La bruja), Olivia Cooke (la chica en Yo, él y Raquel) y Anton Yelchin (del que por suerte no encontramos su definitiva última película pese haberlo perdido hace un tiempo).
Tras ser amigas de la infancia, Lily y Amanda vuelven a encontrarse en los suburbios de Connecticut tras años separadas. Lily se convirtió en una perfecta adolescente de clase alta, con un elegante internado en su transcripción y una codiciada pasantía en su currículum; Amanda ha desarrollado un agudo ingenio y su propia actitud particular, pero está en proceso de convertirse en una paria social. Aunque inicialmente parecen estar completamente en desacuerdo, el vínculo de pareja por el desprecio de Lily por Mark, su padrastro opresor, aumenta y, a medida que su amistad crece, comienzan a potenciar las tendencias más destructivas de la otra. Sus ambiciones les llevan a contratar a un buscavidas local, Tim, y tomar el control de la situación para crear una nueva vida.