Finalmente llega a nuestras pantallas la que por al parecer es la última entrega de un seguido de producciones referentes a la discriminación negra. Tras contemplar el mundo de la esclavitud desde un punto de vista político (Lincoln, Steven Spielberg, 2012), pasar un buen rato de entretenimiento con un moderno espagueti-western (Django Desencadenado, Quentin Tarantino, 2012), observar el testimonio de un importante mayordomo afroamericano (El mayordomo, Lee Daniels, 2013) y vivir en primera persona las injusticias de la esclavitud del siglo XIX (12 años de esclavitud, Steve McQueen, 2013), Justin Chadwik nos ofrece la oportunidad de descubrir los detalles biográficos de una importante figura en el movimiento sudafricano que (al menos parcialmente) devolvió la libertad a la comunidad negra. Mandela: Del mito al hombre plantea una interesante reflexión sobre las motivaciones y la progresiva evolución idealística del recién fallecido Nelson Mandela, mediante un curioso biopic que, como mínimo, resulta harto entretenido.
Uno de los aspectos más comentados de la nueva película de Chadwik es su desafortunado contraste entre la brillante actuación de Idris Elba y la desigual uniformidad de la película. En muchas ocasiones se ha dicho incluso que la interpretación del mencionado actor es lo mejor del trabajo. Una afirmación hasta cierto punto cierta, sin que ello signifique necesariamente que este sea el único punto de interés del film (como más de un crítico ha asegurado). Sin duda estamos ante una de las recreaciones más brillantes de un personaje histórico en lo que se refiere al cine más reciente, pero la película que nos ocupa también posee otros atractivos. Está, por ejemplo, la facilidad con que consigue enganchar al espectador mediante un espléndido montaje, que con elegancia escoge las imágenes más representativas de cada secuencia para facilitarnos una rápida y eficaz lectura de cada situación. Otra cualidad de Mandela: del mito al hombre es la naturalidad con que nos plasma la progresiva evolución que experimentó el personaje al que retrata, quien empieza como un joven incendiario para terminar siendo el tranquilo y pacifista líder político que todos conocemos.
Aun así, hay que reconocer que el nuevo trabajo de Justin Chadwik no es una película perfecta. Su mayor defecto es que, en su pretensión de centrarse en la evolución del personaje, pasa por alto ciertos aspectos que dificultan la comprensión de su relato. Es decir, al acompañar en todo momento a Mandela en su lucha contra la discriminación, nos perdemos importantes capítulos históricos concernientes a los acontecimientos que contemplamos. Por ejemplo, en ningún momento se nos muestra cómo el protagonista del film llega a convertirse en un ídolo de masas, como tampoco se nos explica qué es lo que conduce al colectivo negro a manifestarse en favor de la liberación de dicho personaje. Como si en la película se dieran por supuestos determinados acontecimientos que, de haber estado presentes en el film, sin duda habrían contribuido a ofrecernos un producto mucho más redondo. En cualquier caso, la intención del director no es otra que la de retratar al importante personaje que fue Nelson Mandela, y cabe decir que, a pesar de todo, consigue su propósito con notable éxito, en una película tan entretenida como absorbente.