Tras un inesperado encuentro en la Ópera Garnier de París, las vidas de su prestigiosa directora Helene y del joven cristalero con dotes para el baile Joachim “Jojo” quedarán literalmente unidas. Sí, decimos literalmente porque una fuerza misteriosa empujará a cada uno a seguir los movimientos del otro. ¿Hechizo o amor a primera vista? Ése es el misterio que deberán resolver ambos protagonistas.
En Main dans la main, tercera película de la directora francesa Valérie Donzelli (que se ha reservado también un papel secundario en esta obra), se explora el terreno de las distancias entre ambas personas, hasta qué punto dos individuos de esferas totalmente diferentes pueden conectar entre sí gracias a un nexo común. En este caso, Helene y Joachim parecen polos opuestos, tanto en su clase social (acomodada ante trabajadora) como en la propia personalidad, pero ambos comparten una misma pasión: el baile. Para ella, la pasión coincide con su trabajo, pero para él es sólo algo secundario, ya que simplemente ayuda a su extrovertida hermana Vero a preparar un concurso. Sin embargo, el flechazo entre ambos protagonistas es tan repentino como surrealista, ya que esa escena, como buena parte de la película, está enmarcada dentro de un aroma fantástico con ciertas reminiscencias del denominado “realismo mágico”.
Buena parte del gancho de esta película viene de la mano de sus dos protagonistas. Por un lado, Jeremie Elkaïm, gracias al cual se desarrolla la escena más memorable de la película (o cómo la música también puede entrar por la vista). Por otro lado, la veterana pero todavía muy atractiva Valérie Lemercier, que realiza una interpretación sobria pero desenfadada. También resulta muy agradable la composición de la banda sonora, gracias a la cual podremos deleitar el oído a través de artistas tan distantes como Orchestral Manoeuvres in the Dark, Bonnie Tyler o el mismísimo Tchaikovsky con su mítico Cascanueces.
Por el contrario, Main dans la main adolece de un montaje quizá excesivamente rápido y que en ocasiones impide paladear justamente el desarrollo de la trama. Huelga decir que la intención de la directora parece ir por ese camino alocado, lejos de formalismos y academicismos, pero aun así el estilo no termina de estar pulido ya que permanece la sensación de que intenta abarcar demasiado en tan sólo una hora y veinte minutos de cinta. Es como una golosina que corre el riesgo de sobrepasar la barrera de lo dulce para situarse en lo empalagoso, cosa que desgraciadamente sucede en varias escenas. Lo que podría ser sugerente y emotivo, en ocasiones se queda en vacuo. Para los menos acostumbrados al humor francés, incluso podrían calificar éste de grotesco, aunque el que aquí escribe cree que esta última barrera no se llega a cruzar.
También es necesario comentar que el guión no carece de errores claros pero sí de “puntos ciegos”. Aceptada la premisa de que dos personas se siguen a todas partes y repiten los mismos movimientos, ésta se tiene que mantener durante todo momento. Pues bien, eso no sucede en esta película, ya que la trama surrealista sólo se mantiene en ciertos casos y en otros se deja de lado, quizá por la imposibilidad de llevarlos a cabo o simplemente para hacerlo todo más sencillo, lo cual no deja de ser incongruente. Esto sucede sobre todo cuando Joachim está bailando y sin embargo Helene no mueve ni un músculo, o cuando se ve a los protagonistas todavía un poco tímidos el uno con el otro a pesar de que forzosamente han tenido que compartir experiencias embarazosas (cambiarse de ropa, ir al baño, ducharse, etc.).
No obstante, Main dans la main es una obra recomendable por ofrecer algo distinto. Su estilo y su realización suponen un paraguas en medio de una borrasca excesivamente formal y recta. Pese a sus evidentes defectos, las virtudes son más que suficientes para darle la oportunidad en forma de visionado a una película que, en cualquier caso, es corta y se hace corta.