Repensar lo inusual y presentarlo como normal
Cuando se presentó Espíritu sagrado, de Chema García Ibarra, el pasado año, pocos espectadores nos imaginábamos que la ufología como temática calara de tal modo, en pos de diagnosticar y delatar algunas de las contradicciones o necesidades del presente. Luminum, uno de los largometrajes más destacados de esta edición de L’Alternativa, nos traslada a Argentina, donde viven Silvia y Andrea. Ellas son dos reconocidas ufólogas que montan guardia en el río Paraná en busca de los ovnis, además de capitanear un grupo de investigación. Lo que a priori podría ser un relato paródico o de burla se transforma en una historia que puede ayudar al espectador a reconectar con el otro, pues está plagado de decisiones formales que inducen al público a un estado de paz y atención.
El argentino Maximiliano Schonfeld encabeza la dirección de este fascinante documental con las pieles de una ficción. Bien cierto es que cuando un documental se cataloga como tal se dejan de lado sus opciones de trascender hacia otros lugares híbridos e insólitos, y Luminum se incrusta en esa galería de películas que parten de un hecho concreto, el caso de estas mujeres unidas por la amistad, para trabajar desde distintos puntos de vista. Schonfeld, que debutó en 2011 con un cortometraje llamado Invernario, no ha dejado de filmar y, por tanto, de hacerse preguntas sobre distintos modos de representación. Porque una de las virtudes del cine es que es capaz de trascender el lenguaje hablado para construir imágenes que hallen puntos de conexión independientemente de la procedencia, las aptitudes o los intereses de cada individuo.
Es un film fabricado alrededor del concepto de la espera, pues seguimos a estas mujeres durante un determinado período de tiempo, y el cineasta les proporciona diversos espacios para que se expresen libremente. Lo hacen delante de la cámara, por videollamada o en espacios abiertos, lo que permite que el espectador pueda reconocerse en ellas a pesar de sus rarezas. Rarezas que devienen el vector eminente del que Schonfeld tira, y le acaba saliendo una película con uno de los finales más entrañables y tiernos del certamen. Suele filmar de noche, cuando los ovnis supuestamente son más visibles, lo que también le permite diseñar un exhaustivo trabajo de iluminación.
Los cuerpos de las protagonistas están también perfectamente integrados en su ambiente particular, mientras la cámara los enfoca sin sustraerles verdades autoimpuestas. El cineasta es conocedor de los tempos y los ritmos, pero también de los pormenores de la curiosidad y a dónde ésta nos puede transportar para un mayor grado de felicidad y autosatisfacción. Por ende, hay que recalcar que Luminum no habla necesariamente sobre ovnis, sino sobre la necesidad de sentirnos apoyados y aceptados en nuestras necesidades.