El trauma manifiesto de la protagonista es lo primero que aparece en Las consecuencias (Claudia Pinto Emperador, 2021) como eje de su relato. Hace años que Fabiola (Juana Acosta) perdió a su marido en un accidente de buceo en el que estuvo directamente implicada. Su padre —interpretado por Alfredo Castro—, quien abandonara a su familia cuando era una niña, vive con ella y su hija adolescente Gabi (María Romanillos) haciéndose cargo también de sus cuidados. Ahora regresa a su antiguo hogar en una isla volcánica donde visita a su madre (Carme Elias) y acaba viviendo en una pequeña casa en un islote cercano, completamente abandonado y aislado del mundo. Es precisamente desde el trauma que acompañamos al punto de vista del personaje de Juana Acosta. Desde su extrañamiento de lo que ocurre a su alrededor y en su propia familia puede observar la intimidad que han desarrollado abuelo y nieta con cierto recelo. El sonido del mar, el viento y los espacios de un pasado que vuelve en forma del silencio y de los secretos familiares que se mantienen de generación en generación. El paisaje se vuelve aquí una expresión de evocación sensorial del estado emocional de un puñado de personajes con heridas abiertas y conflictos inconclusos.
Hemos visto recientemente algunos largometrajes que desarrollaban su acción en una isla, que se basaban en sus propiedades físicas, el clima y la relación de los individuos con el paisaje. Las consecuencias se aleja de utilizar los códigos del misterio y el suspense para elaborar un caleidoscopio social dentro de su especificidad geográfica —como hacía La isla de las mentiras (Paula Cons, 2020)— y se aproxima más a la utilización alegórica y visual de las localizaciones, como un encuentro con las fuerzas telúricas de este ecosistema de origen volcánico, que sirven al estudio psicológico de los personajes —más cercano a la perspectiva de la narrativa de Ons (Alfonso Zarauza, 2020)—. Es así como somos testigos de los espectros que atormentan a cada uno de ellos. El patriarca moribundo de la familia, interpretado por Hector Alterio, permanece como una figura entre las sombras que atormenta al padre de Fabiola. Gabi oculta a su madre que tiene novio y trata de zafarse de supervisión adulta para encontrarse con un joven local. La desconfianza crece entre ellos mientras la ambigüedad de las relaciones deja entrever algo que se camufla a simple vista, que quizá sirva para dar sentido al incontrolable efecto que todavía tiene en Fabiola regresar al mar. ¿Por qué dejaron la casa del islote de un día para otro? ¿Por qué su padre decidió abandonarla para luego regresar sin más explicaciones?
Con todo aquello que queda fuera de campo y con lo que no se dice, la directora diversifica el punto de vista y, desde un desarrollo dramático sobrio pero de una refinada complejidad —apoyada en la solidez de su extraordinario reparto—, se exponen poco a poco las terribles verdades que subyacen a los vínculos familiares. Una adolescente que se rebela ante la incapacidad de la madre de protegerla, un hombre cuya vida ha sido lastrada por su temor a convertirse en su progenitor y una mujer que se enfrenta a la imposibilidad de superar las consecuencias de un dolor cuyas causas no es capaz de identificar en su interior. A partir de planos medios y la profundidad de campo en diálogos en interiores se destaca a través de la composición la distancia enquistada en la proximidad de los personajes. La planificación en exteriores explota los elementos naturales y el paisaje para progresar en su tono opresivo y oscuro según avanza el metraje. La única forma de poder exorcizar los demonios es desafiarlos, asumiendo la liberación y las posibilidades sanadoras de hablar en voz alta o expresar simplemente con una mirada todo aquello que ha sido encubierto con la excusa de evitar un daño todavía mayor. Los personajes de Las consecuencias acaban definiéndose por el rechazo compartido hacia un presente y unas identidades marcadas por un legado decadente, cuyo mero reconocimiento puede dar pie al comienzo de una nueva vida.
Crítico y periodista cinematográfico.
Creando el podcast Manderley. Hago cosas en Lost & Found.
La crítica más profunda y precisa que he leído. Me ha encantado. Gracias.