De Italia llega La maldición de Lake Manor, una de esas películas que paulatinamente se va apropiando de cierto prestigio dentro de las recientes aportaciones al fantástico internacional. Proveniente del prometedor cortometrajista Roberto De Feo, aborda la historia de un joven parapléjico llamado Samuel quien vive con su madre en una aislada mansión gótica; destinado para siempre a no abandonar las fronteras del caserón, mientras ve como una serie de personajes externos pululan por el inmueble, Samuel establecerá una especial relación con Denise, quien le ayuda a tirar abajo ciertas barreras de una opresión emocional fortificada con la obsesiva relación que mantiene con su madre. Bajo un conglomerado formal que recuerda a la añeja escuela gótica italiana, De Feo configura con vehemencia algunos de los códigos siempre cercanos a la mansión como reducto de influencias pérfidas o ambiguas, bajo el filtro de un drama que le permite indagar en el cúmulo emocional de su protagonista.
Unas de las características que se apoderan de la personalidad de la película es una composición visual imperante, bajo una oscuridad atmosférica tan sólo coaccionada por una estudiada utilización cromática. Con unos referentes rápidamente identificables, De Feo demuestra conocer bien el uso del espacio desatando ciertas filias mediterráneas, paisaje escénico presentado en el primer acto del film y que supone un cerco para el análisis a realizar de Samuel, su infante protagonista. A este le establece un ideario emocional alambrado por una etérea opresión que paulatinamente entra en combustión, a medida que iremos conociendo más detalles sobre el núcleo de la trama; un misterio deshilvanado con precisión, carburado bajo la relación entre Samuel y la nueva presencia femenina del inmueble, que en una estructura conceptual de varias capas sirve como detonador en el descubrimiento introspectivo de ciertos elementos introducidos de antemano. Una de las mejores aptitudes de La maldición de Lake Manor, y que demuestra la precisión de De Feo al abordar unas temáticas reincidentes en los últimos estertores del panorama ‹fantastique›, es la de su preconcebida creación dentro de las expectativas conceptuales en su trama; utilizando el mecanismo liberador que supone para el pequeño Samuel la relación que inicia con Denise, como elemento externo que le permite derribar las barreras de su sumisión familiar, el film se permite el balanceo constante entre el horror etéreo y el estudio psicológico. Consigue con ello un difícil equilibrio formal, bajo una relación adolescente que mitiga las asperezas que se irán alzando de su subtexto argumental. Su desenlace, herencia clara de la antigua escuela italiana, es un clímax amotinador y con querencias hacia la impresión, bajo un esqueleto narrativo previamente conferido con aguda precisión.
La maldición de Lake Manor se deleita en sus abstracciones, salvadas por el buen hacer a la hora de indagar y reformar algunos de los lugares comunes donde el género se imbuye del encanto victoriano de la casa con ambiguos enigmas; el calado visual supone, además, una estudiada puerta de entrada hacia la progresiva agitación interna de sus texturas cinematográficas. Se confirma por ello una evolución que la convierte en una obra con nervio intrínseco, capaz de de destruir los moldes preconcebidos en su inicio y que se refuerza en un sentido estético que no abandona en ningún momento: desde su predisposición hacia el gótico con un envenenado preciosismo del género hasta el cuidado de sus personajes, para los cuales se toma el tiempo necesario en su presentación y estudio, derivando en unas inmersiones dramáticas enriquecedoras. Hay un calado emocional en su pareja protagonista a modo de cuento acerca de la madurez y superación a la opresión, concatenado con efluvios disruptivos, cuasi arcanos, provenientes de algunos de los secundarios. La historia queda tan reforzada que se degusta como un cuento gótico de ciertas alegorías, una visión ambiciosa y respetuosa con una herencia fílmica reafirmada en la ejecución. La capacidad equidistante de contorsionar algunos de los cimientos conceptuales preestablecidos, con el pretexto de ahondar más allá de la superficie estética, será una de las cualidades más recordadas de una película que proyecta ansias renovadoras dentro del panorama actual, anclándose en unas inspiraciones que rápidamente nos recordarán a los viejos terrores de su país de origen.