Una recreación de aires retro de una historia autobiográfica, no obstante narrada en el presente más inmediato, —donde Philippe Garrel presta una brillante atención a la luz de cada plano—, es el embalaje en blanco y negro que empaca esta historia de inmadurez emocional, comediantes en bajas horas, crisis mejor o peor llevadas del tránsito de la juventud a los años de madurez, de rupturas sentimentales, de fracasos en el trabajo y en el amor, de inconformismo y confusión.
La película se divide en dos actos. Y digo actos porque incluso más la primera parte que la segunda filtra mucha estética y lenguaje teatral. No en vano, protagonistas y amigos de la pareja Claudia —Anna Mouglalis, a la par musa de Lagerfeld— y Louis —Louis Garrel hijo del cineasta que dirige esta cinta—, son actores de teatro en esta ficción. “He mirado a los ángeles”, primera parte de la obra nos presenta a los personajes centrales Louis y Claudia y a la hija de él, Charlotte. Él es un actor mediocre. Claudia, de personalidad algo atormentada, ya no sabe cómo afrontar el reto de sencillamente aceptar una prueba para un papel. Cada pequeño paso se le hará muy cuesta arriba. A Louis parece ilusionarle la nueva relación con ella luego de haber abandonado a su esposa. Claudia, entretanto, se muestra a cada instante más y más dependiente de él. Pronto comenzará a dar señales de que sólo un revulsivo que cambie su vida por completo arreglará las cosas. O eso, o quizás se desmorone. Viven ambos en una pequeña buhardilla, oscura y triste que sin embargo Garrel ilumina con absoluta maestría. Ambos conocerán a otras personas, pues aparentemente, pero también incompresiblemente, parecen haber pactado una relación abierta. No se intuyen conflictos al respecto. Claramente se trata de un drama silencioso. Por ratos algo monótono. Pese a la corta duración de La Jalousie, el ritmo narrativo es muy sereno. Sin efectismos ni carga alguna de exuberancias sin sentido en ningún momento del metraje, el creador de Los amantes habituales aborda con bastante naturalidad una relación entre dos personas, con todas las dudas que implicará eso de jugar a la pareja abierta. Ya en la segunda parte de la cinta, las vidas de Louis y Claudia se tensarán algo más.
La Jalousie, inspirada en una antigua historia de amor vivida por el padre de Garrel cuando éste era aún niño fue proyectada en la última Mostra de Venezia estrenándose en España en esta última edición del Cineuropa como primicia absoluta en España. En una película intimista de personajes contenidos, sobrios, contradictorios pero humanos al fin y al cabo, quizás lo más destacable de este sencillo guión sea la intra-historia narrada entre un padre y su hija. La pequeña Charlotte también nos relata cómo percibe ella la ruptura sentimental entre sus padres y la nueva relación que éste vive con Claudia. Esta pequeña, estaría encarnando el papel del mismo Philippe Garrel cuando su padre, abuelo del protagonista, vivía sus propios escarceos amorosos.
Estéticamente La Jalousie es innegablemente francesa. Un echarpe, una boina, una bufanda evocan nuevamente al París más bohemio. Incluso esa buhardilla en donde ella y él comparten vida y frustraciones nos recuerda a las letras de La Bohème de Charles Aznavour o de Les Comediants. El poso del cine francés descansa en cada plano de calculada inspiración parisina.
En definitiva, los altibajos emocionales entre las parejas pueden ir y venir, pero lo que aguantará cualquier embestida será la familia. Eso nos cuenta Garrel en esta cinta que a veces nos hace entender mejor a los personajes de ficción que a los de carne y hueso y que parece haber creado muchas más expectativas de las que finalmente cumplió.