Edu espera pacientemente su turno en una prestigiosa institución londinense de música. Tras un rato aguardando turno, decide coger la puerta y marcharse. ¿Impaciencia? Probablemente sí, pero no solo debido a ese rato de espera, sino al largo tiempo que lleva viviendo en la urbe británica, alejado de sus familiares y amigos. Al menos eso es lo que se puede concluir cuando, en las siguientes secuencias, le vemos llegar a Valencia, la localidad que le vio crecer, donde le espera un acontecimiento único en la vida como es la boda de su hermano. El reencuentro con este, con sus padres y con sus amistades, unido a la presencia de la mujer que siempre amó, pero con la que nunca pudo estar por ser la novia de su mejor amigo, convertirán el retorno a casa de Edu en una vuelta sentimental a su pasado.
En su primer largometraje, el cineasta valenciano Roberto Bueso explora en La banda el sentimiento de añoranza del hogar y las emociones interiores que afloran en el ser humano cuando se produce el retorno a dicho hogar. Edu huyó a Londres para cumplir su sueño de ser un músico de postín, pero por el camino se dejó muchas cosas que en su nuevo destino le resulta imposible recuperar. Tiene que regresar del sitio del que partió en primer lugar para recuperar todo aquello que un día le hizo convertirse en la persona que es hoy.
La cámara persigue a Edu por un entorno que jamás puede resultar extraño. La comprensión de padre y madre, el aliento de los amigos y la extraña emoción que le provoca la visión de un antiguo amor navegan por la mente y los sentimientos del protagonista, que bien pudiera ser cualquiera que un día tuvo que partir a un territorio lejano y que de repente vuelve por uno u otro motivo. Esta sensación, alcanzable también a pequeña escala para aquellos que hayan hecho un viaje y el último día ya añoren regresar a casa, es la que nos pretende transmitir Bueso.
Las dificultades en La banda aparecen a la hora de avanzar un poco más en el desarrollo de este planteamiento. El cineasta refleja muy bien esa mezcla de sentimientos que atraviesa el interior de Edu al vivir y contemplar de nuevo esa vida que un día cambió. Sin embargo, el film parece permanecer en esta órbita durante su hora y media de metraje. En cierta manera, tiene sentido pensar que tal circunstancia se debe a que la vida sigue siendo igual entre su círculo de familiares y amigos de Valencia; a excepción del casamiento de su hermano, todo evoluciona a un ritmo pausado y sin demasiados sobresaltos, marcando diferencias con lo que fue su partida a Londres. Podemos imaginar entonces que esta sensación de cierto inmovilismo que desprende La banda es algo plenamente intencionado y no se debe a un error en su narrativa. Cosa distinta es que el personaje protagonista logre transmitirnos aquello que debe estar cruzando por su mente, hecho que cobra relevancia sobre todo en el último tramo de la cinta.
El propio director ha confesado que La banda está inspirada en su propio sentimiento de añoranza del hogar, cuando tuvo que dejar su Valencia natal para avanzar profesionalmente. Sin conocer este dato, ya queda claro en el visionado de la película que esta se encuentra elaborada con una gran dosis de emociones personales. A través de ello quizá se pueda explicar esa impresión que deja el film en su recta final, una sensación de inconclusión acerca del futuro de Edu: no se puede hacer explícito algo que ni siquiera el propio protagonista tiene claro en su interior.