A lo largo de la historia, especialmente en tiempos pretéritos, el mundo de lo sobrenatural se ha cruzado con los conceptos religiosos en ciertos casos particulares. Uno de los más redundantes tanto en la vida real como en la cultura cinematográfica ha sido el tema de las posesiones diabólicas, cuyo fondo guarda una especial mística relacionada con el terror que a muchos les apasiona. Pero la cuestión que aquí nos ocupa trata las apariciones divinas, una circunstancia radicalmente opuesta a la anterior. Gente a la que, según confiesan ellos mismos, se les ha aparecido Dios o la Virgen. Aunque en un primer momento sea obvio dudar de su palabra, sobre todo si tal aparición se ha dado en términos poco ortodoxos (no es difícil encontrar casos recientes de personas que han visto la figura de Dios en una galleta o en una mancha detrás de la nevera), en ciertas ocasiones se realiza una investigación más o menos profunda por parte de la Iglesia católica para comprobar si, efectivamente, la aparición puede reconocerse como tal o es una chaladura más.
En la película La aparición, dirigida y escrita por el francés Xavier Giannoli, vemos un caso particular de esta clase de sucesos. Anna, una adolescente que reside como novicia en la parroquia local de un pueblo galo cercano a la frontera pirenaica, ha visto como se le aparecía la Virgen María. En cuanto se empieza a correr la voz, los peregrinos invaden el lugar para rendir tributo a la chica, improvisando altares de culto y desviviéndose por tocar a la portadora de tal milagro. El Vaticano decide mover ficha y envía a investigar el suceso a Jacques Mayano, un conocido reportero de guerra que no pasa por sus mejores días después de que su compañero de profesión haya fallecido en trágicas circunstancias. El objetivo, como resulta obvio, es descubrir si el caso de Anna es una farsa bien orquestada o si realmente existe verdad en el hecho que confiesa haber presenciado.
Aunque el contexto en el que se mueve La aparición otorga no pocas posibilidades de ser explotado en muy diversos términos cinematográficos, lo cierto es que pronto Giannoli evita tratar a su trabajo de otra manera que no sea con la máxima capa de seriedad y respeto al mundo religioso. El cineasta nos presenta una cinta que, pese a tratar un tema cercano a lo sobrenatural, demuestra bastante apego a la realidad. Esto se nota en la caracterización de los personajes, nada mitificados salvo en el caso de Anna que por propia necesidad del relato merece ser tratado así. Jacques, por ejemplo, es un tipo cuya carrera y méritos periodísticos se nos muestran elogiables, pero su fría personalidad debido a las difíciles circunstancias personales que atraviesa provoca que su impresión sea natural y creíble.
Esta descripción de los hechos y personajes de La aparición reúne casi todo lo bueno que tiene el film. En verdad, la obra de Giannoli se muestra como muy aséptica y tampoco logra despegarse de cierto academicismo en la dirección, por lo que es sencillo que pronto caiga en el tedio. El punto que se debería haber alcanzado entre la credibilidad que intenta exhibir la película y el toque de misterio que necesita un dilema como es adivinar si lo que dice Anna es verdad o no, nunca se consigue hallar por estar demasiado alejado de esta segunda característica. Lo que nos queda en La aparición es, por tanto, una pieza cinematográfica decente para aquellos apasionados de la temática, que encontrarán en ella un grato ejemplo de cómo se inicia y desarrolla una investigación sobre las apariciones, pero poco satisfactoria para los espectadores de a pie que buscábamos una historia y una narración con mayor carisma.